El 30 de diciembre se cumple un año de la sanción de la ley que legalizó el aborto en la Argentina y lo convirtió en una práctica gratuita y accesible para mujeres embarazadas durante cualquier momento de la gestación, principalmente durante las primeras semanas de gestación.
Según las primeras cifras dadas a conocer por el Ministerio de Salud de la Nación, hasta el 30 de noviembre en la Argentina se habrían registrado en hospitales públicos 32.758 abortos.
Durante los años previos a la legalización, los promotores hablaban de más de 447 mil abortos por año, e incluso 522 mil.
Esas estimaciones, obtenidas por distintos métodos, si bien reconocían no eran exactas, referían que ayudaba a dimensionar la magnitud del fenómeno clandestino.
Si se confirma durante diciembre la tendencia mensual, los abortos en la Argentina realizados en el ámbito público no llegarían ni al 10% de la cifra que más se difundió durante el debate previo a la legalización.
Rechazos en la sociedad civil
Durante este año, hubo distintos recursos interpuestos en todo el país para frenar la aplicación de la ley. Según el portal Infobae, se registraron más de 30.
Por el momento, ninguno avanzó lo suficiente como para tener un impacto concreto en detener la aplicación de ley.
Pero no solo instituciones, abogados y jueces se han opuesto a la ley, incluso después de la sanción.
También profesionales médicos e instituciones siguen expresando su rechazo a la práctica.
Los propios promotores del aborto, en distintos artículos periodísticos publicados estos días, insisten con que el gran desafío que tienen por delante tiene que ver con sumar centros y profesionales dispuestos a practicar abortos.
En importantes ciudades, siguen sin contar con profesionales dispuestos a facilitarlo.
Inocentes martirizados
Con motivo de la celebración de la fiesta de los Santos Inocentes, el presidente de la Comisión Episcopal para la Vida, Laicos y Familia, monseñor Jorge Vázquez, presidió una Misa.
En ella insistió en el anuncio del “valor incondicional de la vida para despertar una conciencia social de respeto a su dignidad, de su valor desde el seno materno”.
El prelado pidió por “el cuidado y la defensa de la vida de los niños y niñas por nacer”. Pero también de “quienes son explotados laboral y sexualmente, víctimas de la trata”, y de la “enorme cantidad que viven en la pobreza y sufren la violencia y el abuso”.
A la luz de la Navidad, dijo, “Dios nos ofrece hoy, como a los pastores en la primera Navidad, el signo del pesebre, el signo de un niño pobre que salva, que libera".
Abrazo maternal
Desde antes de la aprobación de la ley, en distintas provincias argentinas la Iglesia, desde sus diócesis e instituciones, puso en marcha el Hogar del Abrazo Maternal.
Se trata de un espacio de acompañamiento y apoyo para mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad o que hayan atravesado un aborto.
Los hogares en algunas diócesis asumen otros nombres, pero viven el mismo espíritu. Han sobrevivido a la ley del aborto y a la propia pandemia en los barrios de mayor vulnerabilidad de la Argentina, como las villas porteñas o del Gran Buenos Aires.
El aborto, confirman, no era un reclamo unánime de los más pobres.