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En el artículo anterior expliqué brevemente en qué consiste el trauma. El sistema nervioso central y sus dos ramas: simpática (acelerador) y parasimpática (freno) ya no se alternan ni organizan de manera funcional.
Las hormonas del estrés mantienen el organismo permanentemente agitado y en alerta. El estado de equilibrio (homeostasis) se hace imposible porque la calma no es tal. Es alexitimia, incapacidad de conectar y sentir las emociones.
Los síntomas, por tanto, tienen que ver tanto con el estado de continua sobreexcitación, como con el letargo o parálisis. Sin embargo no es fácil detallar síntomas específicos del abuso sexual porque cualquier situación de victimación los puede producir.
Ahora bien, lo que me interesa de la pregunta que da inicio a este artículo es analizar lo que esconde. Porque me parece una pregunta además de frecuente extraña. ¿Hay que detectar los abusos en el menor? ¿Cómo si él o ella no fueran a hablar? ¿Cómo si el menor no fuera a buscar ayuda?
La mejor manera de detectar el abuso es escuchar al menor y creerle cuando habla.
La mejor manera de prevenir y detectar el abuso en los menores es tener con ellos una conversación sincera y profunda acerca de todos los temas importantes de la vida y entre ellos el sentido del amor y la sexualidad. Si creas un vínculo de amor y confianza con tus hijos, ellos van a ir directamente a ti para compartir sus preguntas, vivencias o preocupaciones. La pregunta entonces es ¿has podido crear esa relación? ¿Sabes hablar de sexualidad con ellos?
Recuerdo cierta ocasión en la que estaba con un grupo numeroso de niños de ocho y nueve años haciendo un taller de educación afectivo sexual en una parroquia, poco después de Semana Santa. Habíamos repartido hojas en las que ellos podían hacer sus preguntas anónimas.
Al repasarlas vi que se repetía la pregunta: “¿qué es follar?” Parecía claro que la pregunta no era una inquietud general. Pensé localizar a los interesados y hablarles en particular pero tras unos momentos de duda me pareció mejor aprovechar esa cuestión que unos pocos habían lanzado quizá de forma provocativa, para dar fuerza al mensaje que quería transmitir a todos los niños en su conjunto.
Normalmente lo que mejor funciona es ser franco y directo, así que reconocí: “entre las preguntas tengo esta que han realizado unos pocos, pero como estoy segura de que todos habéis oído en alguna ocasión la expresión: “follar”, aprovecho para preguntaros: ¿alguien sabe qué significa?”. Varias niñas respondieron inmediatamente: “una cochinada…” Se ve que estaban un tanto hartas de oír chistes y conversaciones al respecto.
La pregunta me brindó la ocasión para explicar lo que es una relación sexual en positivo, porque eso es lo que es, una manera de decir “te quiero” que al implicar la plenitud del cuerpo conlleva el don de toda la persona que se entrega de manera total y por ello exclusiva y definitiva –ya que nada que se reparte o presta puede entregarse totalmente- y que además tiene la capacidad de transmitir la vida.
Una vida que entra en la existencia y que jamás saldrá de ella. Una vez explicado lo que es el “abrazo conyugal” que se dan los papás, es decir las personas adultas, que han decidido quererse para siempre y formar una familia, pasamos a ver momentos en los cuales la relación sexual no es algo tan bonito como decirse “te quiero”.
Analizamos la prostitución como compraventa; la violación o abuso porque hay agresión o engaño, las veces en que una relación sexual se convierte en juego, diversión, algo banal e insignificante…
Aprovechando la cercanía de la Semana Santa les pregunté por el beso que Judas dio a Jesús para hacerlo reconocible a los soldados que debían apresarlo. Todos conocían la historia, entonces pregunté: "¿El beso de Judas es un beso de amigos?, ¿es algo bonito? Obviamente negaron todos a coro. ¿Por qué? Porque es un beso traidor que dice una cosa y significa otra. Entonces, si con un beso puedes traicionar a un amigo, ¿todos los besos son mentira? ¿Todos son una traición? Al unísono negaron de nuevo y con más fuerza. Me sorprendió la claridad con la que distinguieron que aunque puedes mentir con un beso, normalmente los besos son bonitos porque sirven para decir “te quiero”.
En ese momento pude volver al significado de la palabra “follar” y explicarles que era una palabra fea que nos pone delante de una realidad triste, la de convertir la relación sexual en juego, violencia, engaño o compraventa. Y de tanto identificar la relación sexual con la palabra fea termina por definirse como algo que no puede ser otra cosa, cuando en realidad tiene la capacidad de ser una experiencia humana, hermosa e incluso sagrada por la que una persona está llamada a darse a sí misma al entregar el cuerpo. Reducir el abrazo conyugal a varias palabras feas sería lo mismo que terminar aceptando que porque Judas entregó a Jesús con un beso todos los besos que se dan son sinónimo traición.
Quiero terminar esta breve reflexión con alguna pregunta para ti que estás leyendo. ¿Te ves manteniendo una conversación así con tus hijos o con un grupo de catequesis de comunión? ¿Lo ves inadecuado porque son los padres quienes tienen que hablar de ello con sus hijos?
El hecho de que los padres sean los principales responsables de la educación de sus hijos no significa que ellos no puedan delegar en personas o instituciones de su confianza. Que nadie se distraiga en una conversación que no estoy proponiendo, porque adónde quiero llegar con la pregunta es a saber si tenemos una visión cristiana de la sexualidad y si de verdad creemos que se puede vivir así y transmitir su significado. No existe otra manera más hermosa y realista de entender la intimidad genital.
Me da la impresión de que entre los católicos practicantes no gusta hablar de estos temas. Hay mucha inseguridad. ¿Por qué será?...
Lo dicho, la mejor prevención de nuestros menores es que entiendan el sentido del amor, la sexualidad, el valor de cuerpo, la intimidad, el sentido de las caricias, las diferentes formas de decir “te quiero”, ¿qué es ser novios?, ¿cómo se tragó mamá la semilla de papá?, ¿qué significa una alianza?, ¿qué es un abuso? ¿Cómo diferenciar los secretos que se deben guardar y aquellos que se deben contar?, ¿Por qué nacemos hombres o mujeres?, ¿de dónde brota nuestro valor como personas? ¿Quién es Ese que antes de que el mundo existiera pensó en mí y me amó?..
Ser capaces de hablar de todos estos temas con confianza y profundidad sirve para prevenir los abusos porque transmiten la certeza de la importancia y valor de cada persona humana. Hay que poder y saber bajar a la arena de una conversación así con los niños. Aunque sea por nosotros mismos. Quizá, si no sabemos hablarles a ellos es porque nosotros necesitamos afianzar conceptos… ¿existe mejor manera de prevenir enfermedades que una buena alimentación? Pues eso…