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La coratella con alcachofas es un plato poco común y apreciado de la gastronomía romana, pero en su tiempo entraba en la lista de los “platos pobres”.
El nombre de coratella, deriva de la palabra corata, que quiere decir (entraña de animal).
Los ingredientes de este plato, justamente son el corazón, hígado y pulmones, por lo general del cordero, pero también puede ser de conejo.
Esta es su leyenda sobre la Capilla Sixtina
Mangolfo da Soratte, el carpintero que realizó el andamio para que Miguel Ángel pintara la capilla, escribió en su diario (fuentes no confirmadas), algunos comentarios entre el artista y Papa Julio II, que hoy la escuchamos como anécdotas.
Como esta conversación para acordar los precios de la obra:
Este acuerdo no le gustó mucho al Papa, primero porque le parecía una falta de respeto que se lo tratará como si estuviera al mercado, y otro porque se dice que era bastante avaro.
Siendo perspicaz no faltó a su acuerdo. Como alojamiento le dio para descansar un confesionario, y para comer la “coratella”, las entrañas, las sobras del cordero, del animal que gustaba saborear a Julio II.
Cuando Mangolfo, vio que portaban la coratella a Miguel Ángel, devolvió el plato al cocinero del papa y le hizo agregar alcachofas que pagó él mismo para mejorar un poco el plato para el maestro.
La receta es muy simple:
Ingredientes:
Interiores de animales como cordero, cabra, conejo (coratella)
Cebolla
Aceite de oliva
Medio vaso de vino blanco
Sal y pimienta
Un limón
Cuatro o cinco alcachofas romanas
Perejil
Saltar un poco de cebolla en una sartén con el aceite de oliva y añadir la coratella cortada en trocitos más bien pequeños, siguiendo este orden: primero el pulmón y las tripas, ya que son las partes más lentas de cocinar, después de unos minutos el corazón, y finalmente los hígados.
Añade medio vaso de vino blanco y deja que se evapore. Sazone con sal, pimienta y el jugo de un limón.
Mientras tanto, habrás preparado y cortado en gajos cuatro o cinco alcachofas. Calienta un poco de aceite y cocina las alcachofas procurando que no se sequen demasiado.
Cuando las alcachofas estén cocidas, añadimos la coratella, cocinamos todo junto unos minutos y, fuera del fuego, añadimos perejil y zumo de limón al gusto.