Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Primero llegó la derrota militar del Estado Islámico y los cristianos comenzaron a regresar a sus hogares. Luego, desafiando las amenazas del terrorismo y del COVID-19, llegó el papa Francisco para bendecir Iraq, que tanto ha sufrido en la última década.
Durante su visita, el papa Francisco se detuvo en Qaraqosh -en su día la ciudad cristiana más importante de Iraq. Ahora, esta localidad aspira a recuperar ese estatus, pues muchos de sus antiguos residentes regresan para empezar de nuevo sus vidas en su patria ancestral.
Con motivo del comienzo del nuevo año, los cristianos de Qaraqosh han confiado sus esperanzas y sueños, también sus temores y preocupaciones, a la fundación pontificia Aid to the Church in Need, que durante todo este tiempo ha desarrollado muchos proyectos para apoyar estas aspiraciones.
El poeta y periodista Namroud Kasha recuerda que, pese a todas las dificultades, las cosas han cambiado a mejor. “El ambiente en la Navidad y en Año Nuevo fue muy diferente al de la década pasada. Hace diez años, las celebraciones se cancelaron debido a la situación de la seguridad en Iraq, en la gobernación de Nínive en particular, donde los grupos terroristas estaban matando y desplazando a los cristianos”.
A pesar de los desafíos, dice, “regresamos a nuestras ciudades, que estaban destruidas y sin vida. La atención se centró en la reconstrucción de infraestructuras y edificios. En los últimos tres años se ha borrado el polvo negro que cubría nuestras ciudades”.
Amer Shamoun es un funcionario jubilado que deposita cierta esperanza en la supervivencia del Ccristianismo en Iraq en el ámbito político. “Al comienzo de cada año renovamos nuestra esperanza en un futuro en el que superaremos los desafíos que amenazan nuestra identidad religiosa y nacional, así como la identidad de nuestra tierra. Así, podremos asegurar la continuidad de la presencia cristiana en nuestro país”, afirma.
“Esa esperanza renovada busca fortalecer políticamente a los cristianos, de acuerdo con nuestros derechos establecidos por la Constitución, y activarlos sobre el terreno. También debemos trabajar para legislar otros derechos no previstos, hasta ahora, en la Constitución”.
Sin embargo, para que todo esto se haga realidad es necesario que las “turbulentas condiciones políticas y de seguridad en Iraq” comiencen a sosegarse y que, mediante un esfuerzo conjunto, se frene la marea de la emigración. “Son muchos los cristianos que han abandonado Iraq por la incertidumbre de la situación y la pérdida de confianza en el futuro. Las raíces y las semillas del cristianismo están en Oriente, nuestras oraciones y esperanza son que estas raíces se rieguen y nutran”.
El P. Istephanos al-Katib, párroco de la iglesia siro-católica de San José en Qaraqosh, comparte esta preocupación por la estabilidad y señala en particular la amenaza que representan las milicias. “La presencia continuada de milicias no estatales, que ignoran la Ley y que socavan el Estado, hace que continúen los asesinatos, los secuestros, los saqueos, los robos y la corrupción. Además de esto está el continuo deterioro de la situación económica, la propagación del desempleo que está barriendo el país y la continua inestabilidad política, social y económica del país. También continúa el fanatismo islámico, de creencias puritanas que rechazan el desarrollo, la cultura y el progreso, así como la exclusión del “otro”, el retorno de la sociedad a épocas pasadas y la continua e inapropiada involucración de la religión en la política y el comercio”.
La defensora de derechos humanos Amr Yalda puso mucho empeño en los preparativos de las pasadas Navidades y señala que toda la ciudad hizo lo mismo.
“Todo el mundo estaba preparado para recibir al Niño Jesús, el ambiente de celebración era maravilloso y hermoso. Los creyentes compartieron su alegría mediante diversas tradiciones como la decoración de calles, hogares e iglesias y la preparación de manjares especiales. Se repartieron regalos sin olvidar los rituales religiosos y los canto litúrgicos propios de la época, que llenan nuestros corazones de alegría y fe”.
Sus deseos para el nuevo año son muchos, pero todos comienzan por la paz. “Con cada celebración del nacimiento de Cristo, esperamos que la paz prevalezca en nuestras ciudades. Con la paz, la mayoría de los deseos se hacen realidad, incluida la seguridad, el amor al prójimo y al amigo, así como la justicia en todas sus expresiones”.
“Hay quienes están dispuestos a aniquilar la alegría de nuestros mayores y jóvenes con sus ideas extremistas e incendiarias. Sin embargo, nuestra fe en Jesús y su gracia ilimitada hace que los males de los extremistas que nos rodean se desvanezcan”, añade.
Por ahora, el hecho de que haya cristianos en Qaraqosh y que hayan podido celebrar libremente la Navidad y el Año Nuevo es algo a tener en cuenta. No obstante, en la mente de todos está el temor de que regrese el odio y la destrucción, dominantes hace tan solo unos años.
“Tengo miedo por el futuro próximo, sobre todo porque esta Navidad ha coincidido con los llamamientos a la retirada de las fuerzas estadounidenses de Iraq y porque hay indicios de una crisis económica”, dice Amr Yalda. “Pedimos a Dios que no surjan tormentas demoledoras que destruyan lo que manos bondadosas y buscadores de paz han ayudado a construir”.
“Solo espero que Dios proteja a nuestro país y a nuestro pueblo de todos los males, manteniendo los conflictos externos alejados de él, y que nos conceda fuerza y fe para afrontar todos los retos futuros”.