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San Jerónimo Emiliani, patrón de los huérfanos

GIROLAMO
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Dolors Massot - publicado el 07/02/22
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Un profundo cambio de vida le llevó a entregarse a los huérfanos y enfermos y fundó la congregación de los somascos

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En su juventud, Jerónimo (Girolamo) Emiliani era famoso por cometer actos violentos y por su desenfreno en el sexo. Pero, tras ser encarcelado por sus enemigos, se convirtió a Dios y se entregó al cuidado de los más necesitados, especialmente de los huérfanos y enfermos.

Junto con otros hombres inició la Congregación de los Clérigos Regulares de Somasca.

Después, mientras atendía a los enfermos en esa población de la Lombardía, se contagió de la peste y murió piadosamente en el año 1537.

Santo patrón

San Jerónimo Emiliani es patrono de los huérfanos.

Oración

Bendito san Jerónimo Emiliani, que pasaste por la tierra haciendo el bien;

caritativo padre de los más necesitados, noble y entregado servidor de los pobres,

que con dedicación consagraste tu vida a los demás, y pusiste todas tus fuerzas y energías en consolar y ayudar a los que sufrían carencias;

que con amor socorriste a los humildes, a los niños desamparados,

a las viudas y a los enfermos,

para tratar de conseguir tu propia santificación y la salvación de las almas y cuerpos de los afligidos,

y por ello Dios premió tu oración, tu sacrificio, tu compasión, tu desprendimiento y generosidad

permitiéndote obrar frecuentes prodigios y milagros.

¡San Jerónimo!

Conociendo lo agradable que eres ante Dios, y por los múltiples favores y milagros que por medio tuyo

se ha dignado otorgar a tus devotos,

acudo a ti para pedir tu ayuda,

no desprecies mis humildes súplicas

y llévalas a Dios,

pues, aunque tengo tristeza, sufro y las dificultades me agobian

confío plenamente en el Amor,

la bondad y misericordia de nuestro Padre celestial.

¡Oh santo de los pobres y afligidos!

glorioso san Jerónimo,

ahora que gozas de la alegría eterna

dame tu auxilio, amparo y protección,

alivia mis angustias y necesidades

sobre todo mis estrecheces económicas que ahora tanto me preocupan y abaten:

(hacer la petición),

te pido que por tu santa y poderosa intercesión, y con la gracia de Dios Misericordioso, sea escuchada mi oración y mi petición sea despachada favorablemente.

¡Oh, san Jerónimo, santo de los milagros!

Alivia el sufrimiento de mi corazón,

y haz que yo viva aquí como verdadero amante de nuestro Señor,

para poder gozar de Él, junto a ti, en el Cielo.

Amén.

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