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En este mundo donde la genuinidad se ha convertido más en una cuestión de salud que en un simple gusto, cada vez más personas recurren al mercado del natural de lo orgánico o biológico; con la esperanza de garantizarse a sí mismo y a sus seres queridos alimentos lo más simples posible y no tratados químicamente.
Definiciones como "trabajado rigurosamente de forma natural"; "sin la adición de conservantes"; "la receta de la abuela"... comunican de inmediato una sensación de bienestar y evocan los sabores auténticos del pasado.
En las ciudades hay cada vez más tiendas e incluso supermercados donde puedes comprar alimentos orgánicos; pero también suplementos alimenticios y cosméticos naturales. Todos elaborados con ingredientes controlados y distribuidos por empresas que han hecho de este regreso a lo natural su propia marca registrada.
Pero también hay espacios, como los monasterios, llevan productos hasta tu casa, queso, pan y galletas, vino, miel, con ingredientes producidos entre sus muros. A su hogar pueden llegar una amplia gama de productos de una cadena de suministro corta a precios celestiales.
Pasión por lo "bio"
En este escenario que se está imponiendo cada vez más, incluso las mermeladas naturales y las confituras biológicas son cada vez más buscadas. Son mermeladas, confituras y compotas de frutas producidas exclusivamente con frutas de granjas certificadas como naturales y orgánicas. Esto garantiza solamente productos que no son tratados químicamente, sino que se procesan rigurosamente de la manera tradicional y sin la adición de conservantes.
Pero ¿qué aspecto deben tener las mermeladas monacales para ser buenos productos orgánicos?
En primer lugar, se debe prestar atención a la materia prima: la fruta. El cultivo de la fruta, de hecho, es susceptible a muchas variables; que van desde la técnica utilizada, hasta el posible uso de fertilizantes químicos o fungicidas más o menos naturales.
La agricultura orgánica requiere respeto por la Naturaleza y la biodiversidad, con plantas que garanticen la cantidad adecuada de agua para los cultivos sin desperdiciarla, el uso exclusivo de abonos orgánicos, naturales. También es necesario que la fruta se coseche cuando haya alcanzado el grado correcto de madurez, tal vez en diferentes momentos.
Proceso tradicional
Después de la cosecha está la fase de procesamiento. Por lo general, la cocción de la fruta requiere altas temperaturas; mientras que para obtener una mermelada orgánica y natural es mejor optar por un procesamiento a baja temperatura. Así se respetan los valores nutricionales de la fruta, y se conservan los elementos presentes en el producto fresco.
Además, el procesamiento de la mermelada implica la exclusión de espesantes, como la pectina; y otros aditivos de cualquier tipo, excepto los naturales obtenidos de las plantas.
Las mermeladas artesanas del Monasterio de Santa María de Huerta, en Soria, son elaboradas de manera artesana, por los hermanos de la comunidad. Todas son obtenidas a partir de frutas frescas, sanas y maduras; para que el consumidor pueda disfrutar de un producto de calidad con un sabor natural y textura única.
Las frutas utilizadas en la preparación de las mermeladas son seleccionadas de manera minuciosa, lavadas, peladas y separadas de semillas y cáscaras, una vez finalizado el proceso de selección son sometidas a un proceso de triturado para luego ser envasadas.
Receta antigua
Su receta es antigua y secreta e implica un proceso totalmente natural, con un alto porcentaje de fruta y la absoluta falta de aditivos, pectina o colorantes. Por lo tanto, son mermeladas y confituras absolutamente saludables y de la más alta calidad.
Sabrosos, simples y genuinos, procesados con métodos tradicionales y sin la adición de aditivos y productos químicos. La atención de los monjes y las monjas va sobre todo a la salud, incluso antes de la satisfacción del cliente. Pero sus mermeladas y confituras 100% naturales son tan buenas y deliciosas que es apropiado decir que ¡incluso el sabor gana!
La comunidad está compuesta por 20 monjes cistercienses. Además de la hospedería monástica, la comunidad tiene un obrador de mermeladas. Éstas se realizan de manera artesanal, sin añadir ninguna clase de conservantes, espesantes, ni colorantes. La suma de la tradición y la calidad, junto con el trabajo monástico, cristaliza en una mermelada artesanal de primera calidad.
Ora et labora
Cada uno de los monasterios intenta ganarse la vida con su propio trabajo, como nos recomienda san Benito en la Regla que nos dejó. El trabajo es para mojes y monjas una manera concreta de colaborar con la obra creadora de Dios; a la vez que posibilita el sostenimiento de la Comunidad: "seremos realmente monjes cuando vivamos del trabajo de nuestras manos", dice san Benito. Gracias al trabajo podemos también ayudar a los necesitados.
En el ajetreo diario, solo nos da tiempo a tomar un café y salir corriendo. Pero podemos tomar un tiempo para disfrutar de estas mermeladas, hechas en amor, oración y paz. Una paz que se transmite por el paladar y hace de ese ansiado día libre, una experiencia que toca todos nuestros sentidos.
Hoy es posible aprovechar la venta online de mermeladas de los monasterios en la web de La Fundación Declausura. Puedes encontrar confituras, mermeladas y compotas de frutas producidas por monjes y monjas, de conventos y monasterios. Estamos hablando de productos de la más alta calidad,
Aleteia, red global católica de información, en virtud de su misión fundacional, contribuye, en colaboración con la Fundación DeClausura, a comunicar la vida, espiritualidad y productos de los monasterios contemplativos.