Tiktoker de 18 años embarazada: “Me di cuenta de que el aborto no era para mí”

Sofia Crisafulli nació en 2003; lo que para mí significa que tiene casi la edad de una de mis hijas. Lo que nosotros como padres de casi 18 años ahora esperamos es que estudien, cultiven buenas amistades, planeen sacar una licencia de conducir, tal vez, no un hijo.

Esta observación, con otro tono y tras un susto adecuado, es la de la madre de Sofia: “Primero un niño antes que el carné de conducir, es típico de ti”, dirá.

Es una influencer, en concreto una famosa Tiktoker, presente también en Instagram. De hecho son las dos plataformas indispensables para quien quiere hacer de la presencia social una fuente de ingresos. En TikTok tiene 1.300.000 seguidores.

Es una chica hermosa, con curvas, grandes ojos azules, cabello oscuro hasta los hombros. 

Nacida en Legnano en la provincia de Milán hace 18 años, lleva un apellido de noble origen siciliano, pero no se sabe mucho de su familia. Creo que tiene un hermano menor con el que realizó algunos videos divertidos sobre la relación fraternal, sobre lo molesta y tirana que es una hermana mayor.

A finales del año pasado se fue a vivir sola y, como no podía ser de otro modo, lo anunció a través de las redes sociales. 

En diciembre, sin embargo, como contará tres meses después, descubre que tiene un retraso en su ciclo menstrual. Tiene novio, su nombre es Agostino.

La referencia al instinto maternal con el que justifica directamente su sospecha y por tanto la motivación que la llevó a hacerse la prueba de embarazo es tierna. ¿Qué sabe del instinto maternal? Ella es solo una niña, ¿no es así? Pero a su manera tiene razón. Cuanto más avanzamos en nuestros estudios, más se confirma lo que en la experiencia de la maternidad, desde sus etapas más tempranas, nos parece evidente: somos diferentes, inmediatamente; se produce una transformación en la que todo nuestro organismo está comprometido. Entendemos que algo está pasando, aunque las señales sean débiles, casi imperceptibles.

Se hace la prueba, empieza a darle vueltas a su smartphone (que también es su trabajo) y cuando va a verla lee claramente: "Embarazada +3". Estaba embarazada de tres semanas, entonces.

Cuando se lo cuenta a sus seguidores ya ha tenido tiempo de darse cuenta de lo que le está pasando y lo ha acogido casi de inmediato. Por supuesto, desde hace décadas, las niñas han sido debidamente informadas y "formateadas" sobre el hecho de que el aborto es factible, incluso es un - falso - derecho y es una elección incuestionable de la mujer sola. 

Bueno, Sofía parece saberlo, lo tomó en cuenta, pero se dejó guiar por lo que vio y experimentó. Un retraso, un test positivo, un corazón que late como loco. Ese bebé está ahí, punto.

La decisión que toma Sofía es como nos enseñan a hacer: obedecerte a ti mismo, lo que sientes más acorde con tus deseos, lo que te inspira. Ten sexo libremente, si te quedas embarazada tienes una opción. Y lo hace, pero lo hace en serio: ve y siente ese corazón, sabe que tiene un bebé que se está formando en su útero, rechaza el aborto como algo que no se concilia con la experiencia que ya está viviendo.

Sin embargo, la madre no estará entre las primeras personas en darse cuenta de ello; lo descubre con una carta, cuya lectura es filmada y enviada online para que la carga emocional sea lo más intensa posible. El impacto parece genuino, aquí está:

Quizá la joven Sofia ahora que sabe que está esperando un bebé resulta ser aún más hija. Se dará cuenta mejor de cómo el vínculo con su madre es primario, fundamental e imborrable. Porque ella también ve que esa historia comienza de inmediato, en lo más profundo de nuestro cuerpo.

La experiencia de la primera ecografía del primer trimestre, aquella en que lo que todos recordamos es precisamente ese puntito latiendo locamente, marca un bendito punto de no retorno:

Sabe que no está recitando completamente el guión que han aprobado los jefes del pensamiento dominante, pero no le importa tanto. Su madre está con ella. Quizás su novio también (no está claro si y cómo el padre está y estará presente pero démosle tiempo). Algunos de los muchos que la siguen la han criticado, otros muchos están felices y la felicitan.

No es una cuestión de tradición o de educación. Es cuestión de que ante la noticia de un niño no hay mucho que decir salvo: "¡Qué bien!"

Después de eso ciertamente hay mucho que hacer, aprender, soportar y muy poco que dormir; pero cuanto más incondicional sea la alegría por su llegada, más abundantes serán las energías que se podrán encontrar para hacerlo crecer y crecer con él. ¡Feliz cumpleaños, joven inconsciente!