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La basílica de santa Sabina, es una de las iglesias paleocristiana mejor conservada en Roma.
Se encuentra en lo alto de la colina Aventino, en un lugar privilegiado, por la hermosa vista que se puede admirar desde sus dos jardines maravillosos.
Es también un lugar silencioso que llama a la oración, y significativo para la época de cuaresma, ya que desde 1962 el Papa celebra la Misa de Cenizas.
Previamente el Papa comienza con el rito llamado “Statio” desde la iglesia de san Anselmo, para luego llegar a santa Sabina en procesión para la misa.
Este año, 2022, Papa Francisco, no podrá celebrar los siguientes ritos por un problema en su rodilla, que no le permite caminar tanto.
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La antigua iglesia
Hagamos un poco de historia, volviendo atrás en los siglos.
La primera iglesia fue construida entre los años 422 y 432, por el sacerdote Pedro de Iliria, un cura dálmata, en el lugar donde vivió la mártir cristiana Sabina.
Fue restaurado por el Papa León III y luego por el Papa Eugenio II, quien lo adornó con un espléndido ciborio de plata que desapareció durante el saco de Roma en 1527.
Debido a la posición privilegiada que les permitió dominar el área subyacente y parte del curso del río Tiber, en el siglo X, la basílica se transformó en un fuerte por orden de Alberico II.
Más tarde se convirtió en una residencia fortificada de algunas familias nobles como los Crescenzi y los Savelli, de esta última familia un miembro se convierte en papa Honorio III.
El papa Savelli dona la Iglesia en el 1219 a santo Domingo de Guzmán, para su nueva Orden de los predicadores, más conocidos como Dominicos.
La basílica se convirtió, a su vez, en la iglesia conventual de la comunidad de los Frailes Predicadores y sigue siéndolo hasta hoy.
Su estructura
La entrada principal está cerrada por una puerta de madera que data del siglo quinto, que constituye el ejemplo más antiguo de la escultura de madera cristiana temprana.
En el interior, la iglesia presenta claramente una planta basilical de tres naves, divididas por doce columnas antiguas, provenientes de un monumento tardo imperial.
El magnífico ábside en mosaico está coronado por un arco triunfal con imágenes de Jesús, los apóstoles y los santos enterrados en la basílica.
Entrando apenas mirando a la izquierda se encuentra la famosa columna de la leyenda, la “lapis diaboli”, “la piedra del diablo”, una historia muy curiosa que tiene como protagonistas a santo Domingo y al diablo…
Lo puedes leer aquí:
Por los pasos de santo Domingo y san Francisco
Como cuentan los mismos dominicos:
Pocos años antes, los primeros frailes llegaron a la colina del Aventino y habitaron en un edificio que existía antes de la construcción del convento con su claustro. En estos espacios se edificó la celda de Santo Domingo, donde, según la tradición, tuvo lugar el famoso encuentro con San Francisco.
También un lugar que cuenta mucho de santo Domingo es la historia del naranjo milagroso, la puedes leer aquí:
