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“Hubo tres explosiones masivas al lado del orfanato. Los niños estaban muy asustadas, lloraban . Queríamos transportar a los niños más cerca del centro de la ciudad, pero la situación se estaba volviendo cada vez más peligrosa”, informa el rabino.
Después de consultar con la Oficina del Primer Ministro y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, la comunidad judía de Odessa decidió evacuar a sus niños hacia el oeste del país.
El viernes por la mañana (25 de febrero), ocho autobuses transportaron a los niños, al personal de la institución y al rabino con su familia desde la ciudad hasta el orfanato de Odessa. Unas horas más tarde, más misiles rusos cayeron cerca del edificio del orfanato . “Es un verdadero milagro que lográramos escapar a tiempo. Un verdadero milagro”, concluye el rabino Bakszt.
Salvar vidas tiene prioridad
Debido a los gigantescos atascos de tráfico creados por la evacuación de civiles, el viaje se extendió hasta las horas de la mañana del día siguiente. Este, a su vez, caía en sábado, es decir, el día de reposo, un descanso santificado por la ley judía. Sin embargo, el rabino Bakszt decidió continuar con la evacuación, de acuerdo con el principio judaico de pikuach nefesh. En su opinión, salvar la vida humana tiene prioridad sobre todas las demás normas religiosas.
La voluntad de Dios
“Les dije a los niños que debemos actuar siempre de acuerdo con la voluntad de Dios. Y en este día de reposo , la voluntad de Dios es salvarnos la vida ”, explica Bakszt. También destaca que el viaje fue sumamente agotador también para las cuidadoras del orfanato, que tuvieron que tener en sus manos a los niños más pequeños durante muchas horas.
Para preservar el carácter festivo de la jornada, durante una de las paradas, el rabino y el pueblo reunido rezaron el Kaddish, una de las principales oraciones de los seguidores del judaísmo, alabando a Dios.