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“Pidamos a Dios por el don de la paz para Ucrania, para México y para el mundo, comprometiéndonos a trabajar por ella”, sabiendo que Santa María de Guadalupe y San Rafael Guízar y Valencia nos acompañan “para ser hombres y mujeres de paz”, expresaron en un video 21 obispos de México, con motivo de la jornada de oración que el Papa Francisco pidió el 2 de marzo.
La inclusión por la paz en México en el video es resultado de la violencia destatada que ya deja más de cien mil muertos en los últimos tres años y, sobre todo, por los recientes fusilamientos de civiles que tuvieron lugar en San José de Gracia, en el Estado de Michoacán, uno de los “estados fallidos” por la inseguridad y el narcotráfico en el país.
San José de Gracia es un pequeño pueblo de once mil habitantes que se hizo famoso por el libro “Pueblo en vilo” del notable historiador mexicano Luis González y González, el fundador de la microhistoria en México. En su texto, González y González (quien nació ahí) explora el paso de los siglos en sus habitantes, sus costumbres y sus luchas, como reflejo de la violenta historia de la nación mexicana.
Pero nunca imaginó lo que sucedería en un velorio –el velorio de la madre de un sicario apodado “El Pelón” (Alejandro García)—el domingo 27 de febrero, a plena luz del día.
Relación de hechos
Eran las 15:30 horas del domingo 27 de febrero cuando un grupo de alrededor de cuarenta sicarios del autoproclamado Cártel Jalisco Nueva Generación al mando de Abel Alcantar, fuertemente armados, llegó a la calle de Reforma número 188 (a un par de manzanas del Palacio Municipal de San José de Gracia) donde se llevaba a cabo el funeral de la madre de García, una señora de 79 años que había muerto en el hospital del vecino municipio de Sahuayo (Michoacán).
Tanto García como Alcantar habían nacido en ese pueblo y pertenecían a los mismos cárteles. Sin embargo, se habían separado y peleaban por el control de la plaza. Los sicarios de Alcantar, a quien apodan “El Viejón”, entraron a San José sin la menor resistencia. Sacaron a los 17 otros sicarios que acompañaban a García, los formaron frente a una pared y los fusilaron.
Todo esto lo supo el país entero y aún la prensa internacional, por las imágenes tomadas por las cámaras de seguridad y por videos que se subieron de inmediato a las redes sociales, causando estupor y pánico.
Sin la menor intervención de las autoridades policiacas (que miraron el acto desde lejos) puede haber un fusilamiento a plena luz del día en un pueblo de Michoacán.
El abandono total
De “Pueblo en vilo”, México se está convirtiendo en un “País en vilo”. Las autoridades del municipio y las estatales llegaron cuatro horas más tarde al sitio de los hechos, pero como “no encontraron cadáveres”, no saben a quién perseguir.
Además, dieron tiempo a que los asesinos recogieran los cadáveres, lavaran la sangre y se llevaran los restos de los fusilados a tirarlos a algunos de los miles de cementerios clandestinos que llenan de muerte la geografía nacional.
El periodista y escritor mexicano Héctor de Mauleón escribió en su columna de El Universal: “Quedan pocas dudas, sin embargo, de que en San José de Gracia sucedió una masacre (y no un montaje). Quedan pocas dudas de que las corporaciones federales no aparecieron sino muchas horas después. Y quedan pocas dudas de que lo primero que se intentó fue sacar al presidente (Andrés Manuel López Obrador), sin heridas, de este escándalo".
De Mauleón termina diciendo: "Sucedió todo lo contrario. La verdad se va abriendo paso y en el mapa de México surge el nombre de otro pueblo sin protección, abandonado por su gobierno, y en las garras del crimen organizado”.
