Ante la pregunta sobre cuáles son los problemas de América Latina que le preocupan mayormente al Papa Francisco, Guerra subraya que el pontífice argentino “observa con preocupación el panorama político y se da cuenta de que las posiciones más extremas y los extremismos en general están devorando el centro democrático de la sociedad latinoamericana”.
Un antídoto contra los extremismos “que siempre existirán”, es el planteamiento de la “amistad social” que el Papa ha propuesto en la encíclica Fratelli tutti y que puede hacer que los extremismos “queden al margen'', explica Guerra. Y agrega: “Cuando la posición central se debilita, y con ella también el diálogo y la búsqueda de medios pacíficos, se acercan escenarios de violencia, de denigración total del prójimo, considerado como un adversario del que se cree no poder aprender nada. Esto obviamente es preocupante”.
Contra los populismos
El panorama de América Latina y el Caribe, la región del planeta que enfrenta la mayor desigualdad social, está compuesto, dice Guerra en su entrevista, por “escenarios muy convulsos” que, aunados a la pandemia y a la guerra en Ucrania, están fomentando el populismo. Sobre este particular, es muy claro: “El Papa mira al pueblo sin caer en populismos. El neopopulismo es como el uso y abuso de la identidad de las personas y de su sensibilidad religiosa, para llegar al poder, y esto es muy grave”.
Populismos tanto de izquierda como de derecha que suprimen libertad y apelan, en muchas ocasiones, a valores religiosos recurriendo a un lenguaje casi teológico por parte de algunos líderes latinoamericanos para intentar dar legitimidad a su posición política. En este contexto, subraya Guerra, “el Papa está del lado del pueblo que suele ser el que paga el precio más alto por los abusos políticos y económicos de nuestra región”.
Sobre las relaciones de la PCAL con los actuales líderes políticos de Latinoamérica y el Caribe, Guerra señala algo que poco entienden los extremismos que habitan en la región: que el Papa Francisco desea entrar en diálogo con todos los líderes. Y pone un ejemplo: “Recientemente lo vimos recibir a Gustavo Petro, el candidato colombiano a las próximas elecciones políticas. Francisco hace lo mismo cuando recibe a una pareja de transexuales o saluda al presidente de Hungría, que es políticamente lo opuesto al candidato Petro…”.
Desde luego, no lo hace el pontífice por otra cosa sino por su firme creencia en la cultura del encuentro, particularmente “con aquellos que pueden presentar diferencias importantes en la visión cristiana”. La idea de Francisco es que el cristianismo no es juicio y condenación, sino misericordia, la capacidad de construir puentes. “Por eso el Papa trata de dialogar, encontrarse, buscar diferentes experiencias cristianas para contribuir al bien común especialmente en América Latina”, apunta Guerra en esta entrevista con RAI News.
La fuga a otras confesiones
Más adelante, Guerra enfrenta la pregunta sobre la reducción del número de católicos en América Latina y su paso a otras confesiones religiosas (especialmente sensible en América Central) recordando que, a diferencia de Europa, la región no ha pasado por un proceso de secularización. “Si nos fijamos en algunos países como Brasil y Chile, hay una reducción drástica en el número de fieles católicos, lo que sorprende es que no ha aumentado el número de no creyentes, pero sí el de los que se interesan por otras religiones. las experiencias han aumentado. Son sobre todo las iglesias pentecostales las que reciben a los fieles católicos”.
La razón de este fenómeno que observa el secretario de la PCAL es que estas iglesias ofrecen cariño y ayuda material. “Cuando una persona se acerca a una iglesia pentecostal, se encuentra ante una experiencia sentimental y afectiva que involucra totalmente su vida porque es acogido en la comunidad con momentos de emoción muy intensos, propios de la espiritualidad pentecostal. Además, muy a menudo estas iglesias ayudan económicamente a las comunidades más pobres al permitirles conservar el apoyo financiero para poder sobrevivir”.
El camino marcado por el pontificado de Francisco quiere enfrentar este desafío –dice el filósofo mexicano— volviendo a descubrir “su aspecto afectivo”; en la insistencia del Papa “en que debemos ser comunidades, pequeñas comunidades de amigos, verdaderos amigos, para volver a proponer la fe y un nuevo compromiso misionero”. Además, hay que recordar que la fe en Cristo “no debe ser sólo un horizonte de inspiración para la vida interior, sino que debe transformarse en solidaridad con los más débiles, los pobres, los marginados”.
Volver a las bases
En un tema central, Guerra habla sobre el fenómeno migratorio que sangra las venas de la región, sobre todo por la diáspora venezolana y la tragedia haitiana o las caravanas centroamericanas que pasan por México rumbo a Estados Unidos, y resalta que la Iglesia católica debe “acompañar al migrante y al mismo tiempo tratar de entender y atender las causas estructurales de la migración: muchas veces son las causas políticas y económicas las que hacen que las personas no encuentren las mejores condiciones para vivir en sus países de origen”.
Finalmente, y ante la pregunta sobre cuál es el reto para la Iglesia católica en América Latina después de la pandemia, Guerra responde aludiendo al párrafo 11 del documento surgido en la Quinta Asamblea General del Consejo Episcopal Latinoamericano celebrada en Aparecida, Brasil (documento coordinado por el entonces cardenal de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio): “recomenzar desde Cristo”.