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En una entrevista con Radio Vaticana, el padre Jarosław Olszewski, SAC, señala que la Divina Misericordia se vuelve muy tangible en tiempos de guerra. El sacerdote palotino trabaja con sus cofrades en la parroquia de la Divina Misericordia en Yitomir, Ucrania. Cada noche se reúnen personas en la cripta de la iglesia y los más necesitados reciben alimentos básicos y suministros médicos.
Al principio no había pan
El padre Jarosław contó a Radio Vaticana que más de la mitad de los 270.000 residentes de Yitomir habían abandonado la ciudad. Los palotinos envían grupos de evacuados a Polonia y ayudan a abastecer de material de ayuda.
El padre Jarosław, que lleva trabajando en Ucrania más de tres décadas, afirma:
“Al principio no había pan; ahora han vuelto a abrir las panaderías pequeñas. Ahora mismo no se escuchan explosiones, pero paso las noches cerca de un edificio de bomberos y las sirenas de alerta resuenan con bastante frecuencia. De hecho, están encendidas mientras hablamos; la última alerta sonó hace media hora y hubo tres ataques aéreos durante la noche.
Dejamos que la gente pase la noche en la parte inferior de la iglesia. Cada día vienen unas cien personas; cuando hay ataques aéreos, el número llega a los doscientos. Como la construcción de la iglesia es bastante robusta, la utilizamos como una especie de refugio antibombas. Gracias a Dios, el lugar donde se refugian las personas tiene calefacción, electricidad y aseos. Las personas se reúnen aquí porque están preocupadas por los niños, los ancianos y por sí mismas”.
Evacuación y ayuda
“Aquí las personas no entran en pánico, pero sienten un miedo y una angustia inmensos. En cooperación con el departamento de bomberos local, organizamos evacuaciones hacia la frontera polaca y hacia el oeste de Ucrania. Hasta ahora hemos logrado evacuar a más de 1500 personas en autobús.
Hacemos lo que podemos para mantener alto el ánimo de todos. La parroquia está en contacto con los soldados, a los que intentamos ayudar suministrándoles medicinas, venas y alimentos. El sábado fuimos al mercado local. Los puestos de venta vuelven a abrir poco a poco y hay un abastecimiento decente de productos básicos, en especial pan, que antes nos faltaban.
Creo que el problema ahora es que las personas se están quedando sin dinero para comprar artículos básicos. Caritas hace una labor excelente aquí. La gente viene y recibe ayuda concreta: harina, pasta y otros productos esenciales. Intentamos ayudar tanto como podemos y levantar el ánimo de la gente. Todo el mundo valora mucho nuestra mera presencia, el hecho de que hayamos permanecido con ellos”, cuenta el palotino a Vatican News.
Las oraciones crecen día a día
El padre Jarosław indica que la guerra ha eliminado las divisiones entre denominaciones y que se realiza una oración ecuménica por la paz en el mismísimo corazón de Yitomir.
“Una observación interesante es que se trata de hombres, no de mujeres, los que componen la mayoría de la congregación ahora. Las mujeres con niños se han marchado. Todo el que ha podido ha enviado a sus hijos, madres o abuelas a lugares seguros. Los hombres se han quedado a defender su patria.
La oración se intensifica cada día. Después de cada misa, hay una exposición del Santísimo Sacramento y se reza el rosario de la Divina Misericordia. Cantamos súplicas; de hecho, lo estuvimos haciendo durante dos meses antes de la invasión, cuando la amenaza de guerra se volvió muy real. La gente se toma la oración en serio. Todos los días recitamos el Santo Rosario. En el centro de la ciudad, donde solía estar el monumento a Lenin, ondea una enorme bandera ucraniana. Católicos, protestantes y ortodoxos se reúnen espontáneamente para rezar. Todos los días, durante media hora, rezan por la paz en Ucrania”, declara el padre Jarosław Olszewski.