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Tal vez esta guerra nos recuerde que somos hermanos, por encima de razas, lenguas y culturas. Un grupo de médicos musulmanes europeos no quiso quedarse de brazos cruzados viendo las noticias desde su casa y se desplazó hasta Medyka, punto de frontera entre Polonia y Ucrania, para ayudar a los refugiados que huyen de la invasión rusa.
Son médicos jóvenes, en su mayoría, procedentes de Alemania y Reino Unido. Hablan varios idiomas y se vuelcan en lo que va necesitando el río de personas que llegan agotadas y sin recursos en busca de un lugar seguro. Pero allí hay cola, y hay que estar de pie a veces más de 24 horas para atravesar al otro lado.
Así las cosas, estos médicos decidieron no esperar en la parte segura de Polonia sino ir al rescate de los refugiados y atenderlos ya a su llegada a la cola, todavía en territorio ucraniano. A veces, en la noche, están a 5 grados bajo cero, sin mantas y al ras. Hace pocos días hubo un bombardeo a 17 kilómetros. Exponen sus vidas pero prefieren ir salvando las que puedan mientras tanto.
Estos médicos voluntarios pertenecen a la asociación Humanity First.
En Medyka les ayuda el matrimonio formado por Susana Menéndez y su marido Michael Martin. Ella es española y él de origen alemán, proceden de Galicia (España). El 4 de marzo decidieron montarse en su autocaravana y desplazarse hasta la frontera con Ucrania para ayudar en lo que hiciera falta. Ella es abogada experta en derechos humanos y los dos tienen experiencia en voluntariado (así se conocieron, cuando él era un mendigo y ella una voluntaria que le atendía, pero esa es otra historia que puedes leer aquí).
Susana ha reunido dinero de personas que quieren ayudar a los refugiados y lo emplea para comprar material como mantas y medicamentos. Da apoyo a los médicos, que le pasan la lista de medicinas que necesitan y ella va a la ciudad más próxima para comprar en las farmacias. Además, ha logrado comprar un desfibrilador, entre otros productos necesarios para levantar un pequeño dispensario a pie de frontera.
Allí los médicos han instalado ya 3 camillas y algo que podría servir de quirófano. Al lado, en varias ollas grandes preparan comida caliente para los refugiados. Luego cargan la olla en un carrito de supermercado y la trasladan a pie por la carretera hasta el interior de Ucrania, donde se encuentran los refugiados. Así de pedestre pero real y efectivo para mantener con vida a los que huyen.
En un almacén van reuniendo ropa de vestir, zapatos, abrigos, mantas, productos de higiene personal... Cuando llegan al otro lado de la frontera, a los refugiados se les da lo que necesitan antes de registrarse y continuar su viaje quién sabe si a Polonia o a otro destino.
Los médicos atienden a enfermos crónicos, a lesionados y a quien necesita ayuda porque ya va apareciendo el síndrome postraumático provocado por los bombardeos, la estancia en los refugios y el miedo en las poblaciones y durante el camino. Muchos refugiados siguen siendo en su mayoría mujeres, niños y ancianos, mientras que los hombres de entre 18 y 55 años están combatiendo.
El trabajo de los médicos es agotador, así que hacen turnos de 8-10 días, según la disponibilidad y las fuerzas. Susana sigue pidiendo colaboración para este equipo que trabaja por la paz volcado en su vocación de cuidar a los que sufren. Ella se encarga de ir mandando información acerca de lo que ocurre en Medyka y de lo que es más urgente. Ahora trata de conseguir también, entre otras cosas, chalecos antibalas, gafas de visión nocturna y un generador para apoyar a los hospitales de Ucrania que se encuentran sin luz. Van llegando cajas de medicamentos que rápidamente se llevan al otro lado.
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Parece mentira que a pocos kilómetros de una zona de confort pueda haber tanto sufrimiento. "Mientras pueda estar aquí ayudando, tiene sentido lo que estamos haciendo, por pequeño que parezca", dice Susana. "Gracias a todos los que nos ayudáis con vuestra oración, vuestros mensajes, vuestros donativos y vuestro apoyo emocional. Todo ayuda a que esto marche". Michael, mientras, no para de trasladar cajas, limpiar y repartir cafés a quien ahora mismo valora una bebida caliente más que oro en paño.
Puedes seguir el trabajo de Susana y Michael en su perfil de Instagram, @adondetellevalavida. El libro de Michael se titulaba "Adonde te lleva la vida" y ha sido así de premonitorio.