Si hay un consenso general en la invasión de Rusia a Ucrania es que la guerra ha cambiado la geopolítica mundial. Nuevamente el mundo se ha dividido en dos grandes bloques formados por dos grandes potencias cada uno: los países democráticos de Estados Unidos y Europa, y los países autócratas de Rusia y China
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Después de la invasión de Ucrania, los países europeos dentro de la Unión Europea (UE), de la OTAN, y los de América del Norte (Estados Unidos y Canadá), además de los países del Pacífico, Japón, Corea del Sur y Australia, han roto sus lazos comerciales, culturales, deportivos y de seguridad y cooperación con Rusia, o mejor, con la Rusia de Putin.
La reunión de Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, con el Consejo de la Unión Europea (UE), el G-7 y el Consejo de la Alianza Atlántica (OTAN), la pasada semana en Bruselas, ha servido para unir más los lazos que les unen y rechazar cualquier colaboración con Rusia y seguir con las sanciones.
En este sentido han acordado que los países europeos (especialmente Alemania e Italia, junto con los países excomunistas, hoy dentro de la UE) reduzcan cada vez más la dependencia del gas ruso, así como del petróleo y del carbón.
Es decir, que Europa va a redirigir las compras de gas a otros países productores, como Estados Unidos, Argelia y Oriente Medio.
Esto supone un cambio estratégico muy importante, ya que Europa compraba energía rusa por valor de cerca de 1.000 millones de dólares diarios, y la abastecía en un 45 por 100.
La independencia energética de Rusia empezará a notarse más seriamente a final de este año 2022.
En el aspecto comercial, Europa sustituirá las materias primas (especialmente metales, y productos agrícolas como la soja, el maíz, el trigo, la cebada, la carne), que los importará de América Latina.
Se acercan, por lo tanto, buenos momentos económicos para los países latinos de América. Estos países pueden proporcionar lo que a Europa les falta.
La ruptura de Europa --la Europa democrática-- con Rusia ha quedado evidente con solo un hecho: Finlandia, hasta ahora país neutral y no perteneciente a la OTAN, pero sí a la Unión Europea, ha cortado la vía férrea que, hasta ahora, unía San Petersburgo con Helsinki.
Hoy no se puede ir a Rusia casi ni en tren, ni en avión. Solo queda la carretera. Tampoco a Bielorrusia.
Está bloqueado el mundo del deporte y el comercio. Rusia no podrá participar en los campeonatos mundiales, ni en las olimpiadas, ni en los campeonatos de Europa, lo que va a perjudicar grandemente a los deportistas. No pienso que esto último dure mucho.
Por otro lado, los magnates rusos que tienen fortunas en occidente ya no están seguros, ni sus haciendas ni sus personas ni sus familias.
Se ha puesto un muro entre Rusia-Bielorrusia y la Unión Europea. Hay muchos bielorrusos también que buscan la libertad y rechazan frontalmente al presidente Lukashenko. No pueden hablar.
A Rusia se le ha cerrado Occidente
En consecuencia, deberá buscar en Oriente lo que no encuentra en Occidente. Esto modifica todo el mapa geopolítico mundial.
Uno de los castigos que Putin ha enviado a Europa son más de 3,8 millones de refugiados.
O sea, más refugiados de los que llegaron del conflicto de los Balcanes, y muchos más que el conflicto de Siria.
¿Cómo va a gestionar Europa tantos emigrantes? Este es uno de los problemas más graves que tiene hoy la Unión Europea por delante.
Sobre todo, Polonia, que ha acogido 2,2 millones de emigrantes para una población de 38 millones de habitantes.
El presidente Biden anunció que aceptará 100.000 refugiados de Ucrania, donde existen ya 2,4 millones de ucranianos.
Cuando el presidente Biden preguntó al presidente polaco, Duda, sobre los refugiados, este le dijo: “No los llamamos refugiados”, dijo Duda al presidente Biden. “Son nuestros invitados. Nuestros hermanos, nuestros vecinos de Ucrania que hoy se encuentran en una situación muy difícil”.
Los refugiados en Polonia quieren quedarse en este país porque quieren volver pronto a Ucrania, Pero ¿durará mucho la guerra?
El alcalde de Mariúpol, Vadim Boichenko, ha confirmado que alrededor de 160.000 personas permanecen en la ciudad portuaria asediada, y que se produciría una "catástrofe humanitaria" si no es posible realizar más evacuaciones. Los rusos impiden esas evacuaciones.
Y lo que es realmente malo para el futuro de la humanidad: los países se están rearmando, invirtiendo más en armas de guerra, como Alemania que ha decidido destinar 100.000 millones a Defensa.
Las negociaciones sobre un alto al fuego
Mientras tanto, siguen reuniéndose las delegaciones rusa y ucraniana en Turquía para alcanzar un alto al fuego.
El preisdente Volodomir Zelenski va haciendo propuestas de negociación en público.
Ahora dice que está dispuesto a negociar el Dombás y Crimea para que se la queden los rusos, aunque no lo dice explícitamente, incluida Mariúpol, una ciudad mártir que prácticamente está ahora ya en manos de los rusos.
Por el momento, los pronósticos es que la guerra, que ya dura más de un mes, no va a prolongarse mucho y puede acabar como tarde antes del verano, según pronósticos de los analistas. Otros dicen que será más larga.
De todas formas, ahora conviene destacar el grave error de Vladimir Putin, de pensar que Ucrania caería como Crimea: ocupación, más un referéndum amañado y ya es rusa. Vio con claridad que la guerra sería rápida con el “fácil control” de las ciudades importantes, entre ellas Kiev, Jarkov, Mariúpol, Odesa, etc.
Su objetivo era ocupar Ucrania, pero no pensaba ni con la heroica resistencia encontrada entre los ucranianos, ni que esta invasión hubiera generado tanta repercusión en Occidente y los países aliados del Pacífico.
Quiere dejar una Ucrania partida y sin acceso al mar, pero la resistencia que se encuentra en Odesa, y principalmente en la capital Kiev, lo hace muy difícil.
¿Tiene intención de negociar Putin? O dicho de otra manera ¿hasta qué punto quieren ceder unos y otros?
El presidente Zelenski ha dicho que quiere entrevistarse y negociar directamente con Vladimir Putin.
Pero el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguei Lavrov, ha dicho que hoy por hoy esto “sería contraproducente”. Esto quiere decir que el alto al fuego no está a la vuelta de la esquina.
Ahora se habla de la reorganización de las tropas rusas, cuyas bajas son elevadas, hacia el noreste, es decir hacia las provincias de Donetsk y Lugansk, en el Dombás, que se transformarían en óblast (regiones) autónomas.
Esto es lo que puede quedar de esta guerra, pero Putin no se va a contentar sin tomar la capital Kiev.
Se ha creado sin duda una nueva geopolítica, en la que Europa tiene un papel importante. ¡Quién lo hubiera dicho hace unos meses! Es la historia.
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