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Junto con otros clérigos, Mons. Shevchuk terminó en la mira de las fuerzas rusas. Pero no tiene intención de salir de la capital ucraniana, ni esconderse ante el grave riesgo que corre.
"Fue un shock"
El arzobispo mayor de Kiev, Mons. Sviatoslav Shevchuk, líder de la Iglesia greco-católica ucraniana, habló al respecto con la voz entrecortada por las lágrimas, en una videoconferencia en una reunión organizada por el Pontificio Instituto Oriental.
Es la primera vez desde el estallido del conflicto en Ucrania que el arzobispo mayor toma la palabra en un acto público. “Nadie está preparado para la guerra, excepto los criminales que la preparan y la ejecutan. Fue un shock», admitió Mons. Shevchuk.
El papel "molesto" del obispo de Kiev
Su nombre, así como el de otros líderes religiosos, había sido incluido en la lista de personas a ser "eliminadas". Un nombre, probablemente, que molesta a la propaganda rusa.
Desde el comienzo de la guerra, Shevchuk ha dado la orden a todos los religiosos de Ucrania para que mantengan las iglesias abiertas para acoger a los refugiados y los necesitados. Siempre se ha pronunciado críticamente contra la guerra. Y todo esto ha molestado a las fuerzas rusas, y no poco.
"Descubrimos - dice el obispo de Kiev - que había gente que se había infiltrado en la comunidad parroquial de la catedral de Kiev y se formó un grupo de asalto listo para atacar". Se habían infiltrado en el coro y en los grupos juveniles. "Tenían nombres, apellidos, direcciones". Incluso la catedral había sido "marcada" por transceptores para ser atacada por misiles (Agensir, 29 de marzo).