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¿Qué escribe Jesús en la arena?

Evangelio en la arena

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Paweł Rytel-Andrianik - publicado el 02/04/22
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Jesús escribe en el polvo y coloca la ley de Dios en lo más profundo de la persona y escribe en su corazón

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Jesús escribe con el dedo en el polvo del suelo del templo. Tal como Dios escribió en las tablas de piedra en el sagrado Monte Sinaí. Allí Moisés recibió el Decálogo, la ley permanente e invariable para el pueblo de Dios. ¿Qué escribe Jesús, el Hijo de Dios?

El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra

Los fariseos afirman que, según la ley religiosa, la mujer debe ser apedreada porque ha pecado. Intentan atrapar a Jesús.

Bajo la ocupación romana, los tribunales judíos no podían dictar legalmente sentencias de muerte, pero había casos de autojuicio.

Jesús dice que el que puede juzgar es el que no ha pecado. La única persona que puede hacer un juicio entre los reunidos es el propio Jesús. Pero Él no lo hace.

E inclinándose otra vez, siguió escribiendo

Jesús escribe en el polvo, creando a la mujer de nuevo. Coloca la ley de Dios en lo más profundo de su ser y escribe en su corazón, como predice el profeta Jeremías. La ley en la tabla viva del corazón es la ley del amor y la misericordia.

Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante

La mujer sigue de pie en el medio cuando los acusadores se han ido. Sólo quedaron Jesús y ella.

San Agustín escribió que sólo quedaron los dos: ella, miserable, y Él, pura misericordia ("Relicti sunt duo, misera et misericordia"). 

No peques más

Jesús, el único sin pecado y justo que puede juzgar a la mujer, no la condena. Él perdona. La mujer que ha experimentado su misericordia está llamada a la conversión.

Todos experimentamos exactamente la misma situación cuando acudimos a Jesús con nuestros pecados en el sacramento de la penitencia y la reconciliación.

Dios no nos rechaza, aunque la gente nos condene. Él escribe la ley del amor y la misericordia en nuestros corazones para que ya no pequemos.

¿Te confiesas?

Este Evangelio nos plantea muchas preguntas. ¿Cómo vivo el sacramento de la penitencia? ¿Creo que Jesús me perdona todo y me da el poder de vivir su amor y su misericordia?

¿Cómo miro a los demás? ¿No los juzgo precipitadamente? ¿Cómo es mi misericordia con las personas con las que me encuentro en la vida cotidiana?

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