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Esta primavera volveremos a pedir escaleras para subir a la cruz, volveremos a escuchar tambores, a recitar saetas, a repartir caramelos. Esta primavera volverán la Virgen de Dolores, la Verónica, San Juan, el Cristo de la Agonía…, a llenar nuestras calles.
Y, con ello, vuelve el debate: ¿tradición, espectáculo emotivo o devoción sincera? Difícil respuesta, tan difícil como encontrar las palabras que acierten a describir lo que se siente cada Semana Santa en el aire de Ferrol.
Intentando marcar la frontera entre emoción y devoción, me he encontrado con que los profesionales reconocen que, en una devoción, siempre tiene que haber amor, pero no viceversa, esto es, no todo el amor conlleva devoción.
Otra gran diferencia es el tiempo: las devociones, para que lo sean, tienen que durar toda la vida. Una devoción es incondicional, no se deja de sentir aunque una pandemia haya evitado que nuestras procesiones salgan a las calles. El amor puede acompañarnos, o no, hasta el final de nuestros días.
Así que “la devoción” da un paso más profundo, más completo, más perfecto, que cualquier otro tipo de sentimiento.
Por eso, esta Semana Santa, a algunas personas las procesiones sólo les despertarán emociones, sentimientos que, con el tiempo y el roce, pueden convertirse en verdaderas devociones.
No sé si tú estás en el grupo de las emociones o de la devoción sincera; pero, estés donde estés, te invito a que vengas a mi tierra, a Ferrol, y descubras una increíble Semana Santa:
No te creas que esto es todo. Me falta nombrar más Cofradías, más procesiones. Me faltan detalles por describir, pero lo esencial es que ésta, "mi Semana Santa", no deja indiferente a nadie.
Personalmente, puedo decir que los deseos de "mi yo de 9 años" de secar Su rostro como lo hizo la Verónica; de ofrecerle una sonrisa en medio del griterío, me acompañarán con la misma intensidad durante el resto de mi vida.
Puede que algunos costaleros y cofrades, o algunos de los que ven pasar la procesión, no sean auténticos devotos; pero recuerda que lo óptimo es enemigo de lo bueno. Si las procesiones, las tallas, las saetas, sólo te despiertan una emoción, un sentimiento puntual; puede que sea ese primer gran paso para una devoción sincera y profunda.
Creo firmemente que los sentimientos que se despiertan en el alma esos días serán valorados por toda la eternidad; y serán tenidos en cuenta para la entrada en el Cielo de muchas almas. ¿Semana Santa en Ferrol… Why not?