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El ateo no tiene por qué ser uno que repudia todo lo relacionado con la fe. El ateo puede ser uno que siente el anhelo de creer, pero no puede. No olvidemos que la fe es un don y eso, a veces, lo saben hasta los ateos. “No tengo el don de la fe, pero en mi vida no puedo ignorar a Cristo”; admitió una vez el muy ateo Fabrizio De André, uno de los grandes cantautores de la música italiana.