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Primero, lee el pasaje de la lectura bíblica de hoy:
Jn 18, 1-18
En aquel tiempo, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos.
Entonces Judas tomó un batallón de soldados y guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos y entró en el huerto con linternas, antorchas y armas.
Jesús, sabiendo todo lo que iba a suceder, se adelantó y les dijo: “¿A quién buscan?” Le contestaron: “A Jesús, el nazareno”. Les dijo Jesús: “Yo soy”. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles ‘Yo soy’, retrocedieron y cayeron a tierra. Jesús les volvió a preguntar: “¿A quién buscan?” Ellos dijeron: “A Jesús, el nazareno”. Jesús contestó: “Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen que éstos se vayan”. Así se cumplió lo que Jesús había dicho: ‘No he perdido a ninguno de los que me diste’.
Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió a un criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: “Mete la espada en la vaina. ¿No voy a beber el cáliz que me ha dado mi Padre?”
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El reto de hoy es bastante sencillo y directo: servirás a quienes viven a tu alrededor. Ya sea en tu casa o en el trabajo, intentarás hacer un esfuerzo adicional cuando se trata de cuidar Parece que en cada pecado que cometemos hay un momento en el que nos damos cuenta de que lo que estamos haciendo está mal. Y sin embargo, a pesar de todo, seguimos en el mal. Esto es justo lo que le sucede a Judas. Hoy, por favor, piensa en un pecado que hayas reconocido hace algún tiempo y que, sin embargo, todavía está presente en tu vida. Trata de ir con él a la confesión. Aunque sea la centésima vez que lo confiesas. Intentar otra vez. ¡No te rindas!
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