“Este espléndido libro –escribe De Gasperín-- ha sido utilizado sobre todo para infundir miedo. Han abusado de él tanto intérpretes y novelistas imaginativos y tendenciosos como empresas cinematográficas para mercados de intelecto débil”.
Más adelante, el obispo emérito de Querétaro resalta que la Iglesia no le tiene miedo a ese original, espléndido y consolador libro final de la Revelación de Jesucristo. “Lo utiliza sobre todo en la liturgia y de manera especial en el tiempo gozoso de la Pascua”. Desde su perspectiva, el Apocalipsis es el libro de los vencedores y, por tanto, de los triunfadores y de los felices.
Las bienaventuranzas de los vencedores en el Apocalipsis
Primera bienaventuranza: Feliz el que lea y felices los que escuchen las palabras de esta profecía y observen lo escrito en ella, porque el tiempo está cerca (1,3)
Segunda bienaventuranza: “Felices los que en adelante mueran fieles al Señor. Sí –dice el Espíritu- descansarán de sus fatigas porque sus obras los acompañan” (14,13)
Tercera bienaventuranza:”¡Atención, que llego como un ladrón! Feliz el que vela y guarda sus vestidos; así o tendrá que pasear desnudo enseñando sus vergüenzas” (16,15)
Cuarta bienaventuranza: “Escribe: Felices los que han sido invitados a las bodas del Cordero, y añadió: Estas son palabras auténticas de Dios” (19, 9)
Quinta bienaventuranza: “Feliz y santo el que toma parte en la resurrección primera. No tendrá poder sobre ellos la muerte segunda, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con él mil años” (20,6)
Sexta bienaventuranza: “Mira que llego pronto: Feliz el que guarda las palabras proféticas de este libro” (22,7)
Séptima bienaventuranza: “Felices los que lavan sus vestidos, porque tendrán a su disposición el árbol de la vida, y entrarán por las puertas en la ciudad” (22,14)
Anotaciones al margen
El obispo De Gasperín subraya en su artículo que “Bienaventuranza” en la Biblia significa el máximo honor y felicidad que el hombre puede alcanzar. Es participar de la Vida Feliz de Dios. La máxima realización del ser humano.
Las Biblias modernas traducen feliz, dichoso, etcétera. "No confundir con lotería o buena suerte".
El prelado mexicano termina diciendo: “Se trata de leer este libro, de escuchar, hacer obras, velar, participar, disfrutar, y ¡atención!, el que habla es Jesucristo. En Pascua escuchamos, como María Magdalena, la voz del Resucitado que nos llama por nuestro nombre”.