Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
“Una cosa es el templo material, que nos duele, pero más dolor tendríamos si el templo espiritual se va al suelo. Tienen que animarse, para eso tuvieron la Semana Santa, para vivirla y decir ‘Padre, aquí estamos’”.
Así habló a los feligreses de la parroquia San Marcos Evangelista, del municipio colombiano de Dosquebradas, el obispo Rigoberto Corredor. Lo hizo pocas horas después de que un incendio destruyera gran parte de la iglesia.
Monseñor Corredor, obispo de la diócesis Pereira (región cafetera de Colombia), se presentó inmediatamente en el lugar para acompañar al párroco y a la comunidad ante la emergencia que dejó tres heridos leves y una gran tristeza por haber perdido el templo.
El obispo también retiró la reserva eucarística que, gracias a Dios, no fue afectada por las llamas y permaneció intacta en el sagrario.
El incendio se produjo el Domingo de Resurrección, pasado el mediodía, luego de que finalizara la misa y cuando la iglesia había sido cerrada, por lo que no había feligreses presentes.
"Cogí un extintor y traté de apagar pero fue imposible porque la llama era muy alta, lo que hice fue abrir las puertas y las rejas buscando ayuda", dijo al periódico El Tiempo el sacerdote Nelson Duque Marín, párroco del lugar y quien resultó con quemaduras.
El director de Comunicaciones de la Diócesis de Pereira, sacerdote Óscar Gutiérrez, dijo a Aleteia que las llamas dañaron la estructura y consumieron casi el 90% del templo que había sido construido hace 40 años y reunía en sus diferentes oficios a los habitantes del tradicional barrio Santa Isabel, caracterizado por la gran fe de las familias que allí viven.
Se supo que la causa del incendio fueron unas veladoras que alcanzaron las cortinas utilizadas durante la ceremonia del Santo Sepulcro, el Viernes Santo. Las cortinas eran altas. Esto permitió que el incendio alcanzara fácilmente el cielorraso de madera y el techo. También que se extendiera por el altar y acabara con la gran mayoría de elementos y mobiliario.
Fue el obispo el encargado de dar información a la comunidad y para ello se valió de un megáfono, a través del cual pidió que nadie ingresara a la iglesia ante el riesgo de que el techo se siguiera derrumbando por el calor que se almacenó, además de que los metales podrían quebrarse.
“He venido a saludar al padre Nelson y a sus colaboradores. Aquí estamos en esta emergencia, por nuestra obligación absoluta como obispo de la diócesis de Pereira para acompañarlos. La casa cural (contigua a la iglesia) quedó bien, pero no tiene energía eléctrica”.
"La fe continúa"
El mensaje final de monseñor Rigoberto Corredor fue esperanzador para la comunidad católica: “Reconstruiremos el templo como lo hicieron los judíos después de que Nabucodonosor destruyó el templo de Jerusalén y lo volvieron a construir, porque la fe no se había acabado. La fe continúa. El templo se reconstruye con un esfuerzo de la comunidad”.
La parroquia rinde honor a San Marcos, de quien los documentos antiguos aseguran que estuvo al lado de San Pedro, en Roma, como intérprete y redactor de la Buena Nueva. Allí estaba en el año 67 cuando murieron los apóstoles San Pedro y San Pablo. La tradición dice que Marcos evangelizó como obispo de Alejandría, en Egipto, y murió allá como mártir en el año 68.