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La iglesia Nuestra Señora del Rosario del distrito de Rímac en Lima, Perú, suele ser un sitio de atracción para turistas y visitantes, en especial en tiempos como Semana Santa. Pero esto sucede por un hecho particular.
En efecto, es que para muchos esta iglesia, también conocida como Capilla del Puente, es considerada «la más pequeña del mundo». Mide cerca de 50 metros cuadrados, tiene 10 metros de alto, cinco de ancho y 12 de profundidad.
Según recuerdas diversas reseñas, como una publicada por El Comercio, fue construida en el Siglo XVI y tiene dos altares, confesionario, coro, púlpito. Lo mismo que imágenes de varios santos (Nuestra Señora del Rosario, San Judas Tadeo, el Señor del Triunfo, por ejemplo).
Pero además de la peculiaridad de su tamaño y que desde fuera se la puede apreciar casi «apretada» entre otras estructuras, la Capilla del Puente también se caracteriza por haber sido declarada patrimonio por la Unesco. Lo mismo con respecto a ser una de las más antiguas de Lima.
También se recuerda que perteneció a un acaudalado capitán español y forma parte de la rica historia del Rímac, sitio recomendado para conocer.
En tanto, tal cual prosiguen otros medios como RPP, aquello de la persistencia de la reverencia y el silencio que es respetado de manera rigurosa por los visitantes. Lo propio con respecto a la tradición del «pase del algodón». En este caso, una tradición que consta en tomar un pedacito (copo), pasarlo por una imagen de Cristo de yeso y llevarla a los enfermos para su mejoría.
Nota de redacción: En 2018, en Aleteia, se publicó la historia de la iglesia católica de St. Martin en Warrenton, Texas, Estados Unidos. “HISTÓRICO, LA IGLESIA CATÓLICA MÁS PEQUEÑA DEL MUNDO, ST. MARTIN, BIENVENIDOS VISITANTES”, es la señala que cautiva a los visitantes. No obstante, más allá de cuál es la iglesia más pequeña del mundo, lo más importantes es la atracción que genera en curiosos, pero principalmente en fieles, que encuentran su momento de oración en estos lugares que llaman la atención por su tamaño, pero que terminan siendo “gigantes” en cuanto a sus propósitos de acercar a Dios a la gente.