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Luego de las suspensiones obligadas por la pandemia, la fiesta de Cuasimodo volvió en gloria y majestad este domingo de la Divina Misericordia. La tradición religiosa chilena, única en el mundo, catalogada por el papa Juan Pablo II como un “Verdadero tesoro del pueblo de Dios”, se celebra el primer domingo luego de Semana Santa. Su nombre se forma por las dos palabras iniciales de la antífona de entrada de la Misa de ese día: Quasi modo geniti infantes (“como niños recién nacidos”).
Sus inicios se registran a comienzos del siglo XIX en Chile. En aquel entonces la Iglesia católica inició la tradición de llevar la comunión a los enfermos con Cristo Sacramentado hasta sus casas.
El párroco viajaba en carroza, escoltado por grupos de jinetes para impedir que fuera asaltado, tradición que permanece hasta hoy. Y es en la comuna de Colina, donde se vive con mayor fuerza. Esto debido a la gran participación ya que sigue siendo la única que se corre solo a caballo. En definitiva, sin mediar otros medios de transporte.
El esperado reencuentro
Por ello, la preparación de esta importante fiesta se inició en el mes de febrero. Se hizo con la participación de las 11 agrupaciones que conforman la Asociación de Cuasimodistas de Colina. Lo hicieron asesorándose por especialistas en salud para contemplar los protocolos de prevención del COVID y realizando reuniones mensuales de planificación.
“Estaba muy ansioso la verdad, como presidente, tenía la responsabilidad de cuidar la disciplina, el orden, a los jinetes, que con el paso de los años se han convertido en mis mejores amigos y velar porque viviéramos esta tradición como se acostumbra”.
Así, este domingo 24 de abril a las 7 de la mañana, las calles de la rural comuna de la región Metropolitana, se llenaron de jinetes en sus caballos. Lo hicieron ataviados con hermosos colores y las características vestimentas para celebrar esta fiesta. Ahí se destacan por el pañuelo de raso blanco y ornamentos dorados que cubren sus cabezas y la capa corta que cubre su pecho y espalda, adornada con el Escudo de Chile o los símbolos de la Sagrada Eucaristía.
“Nos fue muy bien, mejor de lo que habíamos planificado. Tuvimos una muy buena convocatoria. Participaron más de 1500 cuasimodistas y la comunidad en pleno se volcó a las calles para ver el paso del Santísimo. Estamos muy contentos, el balance sin duda es positivo”, enfatiza Juan Francisco.
Tradición familiar
“Hace 52 años que corro Cuasimodo y pienso hacerlo hasta cuando Dios quiera”, expresa satisfecho este jinete. En este caso una persona que vive esta experiencia heredada de una tradición familiar.
“La familia de mi madre era cuasimodista y ella junto a mi padre me incentivaron a vivirla. Partí a los 6 años, pero fue cuando tomé conciencia del significado real de lo que significa, que mi vida cambió", indicó.
“Correr Cuasimodo es un acto de fe, acompañar al Cristo Sacramentado, es una emoción enorme que no se puede dimensionar, la sensación de alegría y goce de acompañar es única”, prosiguió.
A ello se suma la felicidad de compartir esta fiesta con su hijo que se sumó cuando tenía 8 años y ahora ya es un hombre de 21 años, que sigue corriendo junto a su padre.
Mejorando vidas
Muchas historias y vivencias ha reunido este cuasimodista en el medio siglo que lleva celebrando esta hermosa tradición religiosa. Al momento de pensar las huellas que lo han marcado, rememora una que lo llenó de satisfacción:
“Recuerdo que visitamos a una persona que estaba muy enferma y luego de recibir al Cristo Sacramentado y la comunión, nos contó que había notado una gran mejoría. Eso confirma la importancia de la fe mueve, que montañas y eso es muy positivo”, expresa emocionado este corredor de Cristo.