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En este artículo te daremos algunos puntos importantes a tomar en cuenta. Empecemos por entender qué es una crisis. Hay varios autores que hablan de ella, como François Dolto. En su famosa obra “La causa de los adolescentes” dejó muy en claro que el mismo hecho de ser adolescente es una especie de locura. Cambios de humor, pasar muy rápidamente de la tristeza a la euforia sin motivos aparentes...
Una de las fuentes de angustia para un adolescente son tantos cambios que vive al mismo tiempo y en tan corto plazo. Es una turbulencia salir de la infancia e ingresar a la consciencia racional analítica, al mismo tiempo que descubrir los intensos afectos y deseos sexuales, junto a la sensación de rechazo social y a la no aceptación del grupo al que quieren pertenecer.
Puede convertirse en una crisis importante el simple hecho de temer no gustarle al chico o chica que le atrae y le fascina, cuando incluso no se atreve ni a hablarle. O el tremendo dolor que puede ocasionar la traición de un@ amig@ y aún así tener que seguir conviviendo diariamente en la escuela.
Las crisis pueden ser de varios tipos, pues se pueden entremezclar situaciones emocionales con las amistades con un bajo rendimiento escolar y el enfado de los padres, envuelto todo en el tener que ir definiendo el rumbo del futuro y la construcción de un estilo de vida con una personalidad propia. Son tantas cosas al mismo tiempo que la verdad amerita comprender el por qué de una crisis que lo enclaustre en su cuarto y no quiera ver a nadie, más que escuchar música y viendo cualquier tontería en su celular.
De aquí que por ello, el Papa Francisco, que fue maestro de jóvenes precisamente dando clases de Psicología, recalca la idea de que a los jóvenes hay que escucharlos y comprenderlos. Empecemos por ahí, antes de querer dirigir sus vidas y peor aún regañar y castigar por conductas que aún no hemos entendido, como adultos, por qué las desempeñan.
Un tema muy importante es saber escuchar de la manera correcta y en el momento oportuno. Sobre todo es tener la paciencia para esperar a que ellos nos tengan la confianza suficiente para contarnos algo que quieren compartir, sin que nosotros mostremos una cierta ansiedad por querer saber todo lo que les sucede, pues eso puede rayar en la intrusión e invasión de la privacidad, y ellos son muy celosos de su intimidad.
Y finalmente, afrontar correctamente a un adolescente, es entender la tremenda lucha interior en que vive, al quererse separar de los padres y buscar una genuina autonomía, sin lastimar a nadie.
Lo que cuesta más trabajo es lograr dejar atrás la infancia y con ello la comodidad de que hagan las cosas por ti, que te atiendan y resuelvan todo, sin que se metan las manos. En pocas palabras, que asuma la responsabilidad y compromisos sin las instrucciones, regaños y castigos de los padres.
Esa sensación profunda de alejarse de casa, de la comodidad del hogar, de la protección y sustento y del cariño de la familia, es lo que resulta más complicado y doloroso. Por ello es un error muy común, de muchos padres por expulsar a los hijos de casa como amenaza por su mal comportamiento: ”si no te parecen las reglas, la puerta está muy grande” o “ya es tiempo de que aportes con dinero tu estancia, que ya puedes ganar algo con tu trabajo”. Un asunto que causa mucha tensión y angustia, pues claro que sabe que hay que volar, pero aún no se anima a hacerlo y mucho menos frente al malestar y reclamo de los padres.
La angustia de separación, puede estar siendo la causa principal de una crisis adolescente que, unida a sensaciones de rechazo y exclusiones de su entorno social, más tener que tomar múltiples decisiones de cara al futuro, es más que suficiente para o estar triste, a veces paralizado, o mejor querer evadirse de todo con la fiesta y el entretenimiento improductivo.
Escuchar y comprender
Escuchar y comprender: es una fórmula muy sencilla, que fortalece la confianza y les da motivos suficientes para tener la valentía de resolver sus problemas y tomar las decisiones pertinentes. Así que, mientras está trabajando en ello y se equivoca, o falla en diversas ocasiones, no te enfades ni pienses que el recurso es querer dirigir de nuevo su vida, como en la infancia, y repetir reclamos, recomendaciones y sermones, que no generan más que disgustos y estériles polémicas.
Amar es ayudar a construir su responsabilidad en la libertad.