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El pasado 3 de mayo, se celebró, en el convento de las Carmelitas Descalzas del pueblo manchego de Consuegra, los 425 años de la fundación del monasterio. Una semana llena de actividades tales como cuatro conferencias impartidas, culminando la semana con la Santa Misa que celebró don Raúl Muelas, delegado episcopal para la vida consagrada de la Arquidiócesis de Toledo.
El convento se fundó el 3 de mayo de 1597, con la licencia del gran prior don Fernando Álvarez de Toledo.
En la actualidad, el convento de las Carmelitas de Consuegra, lo ocupan en la actualidad diez hermanas, nueve de votos solemnes y una postulante, todas ellas peruanas y con una media de edad muy baja ya que la mayor es la madre priora, sor María del Carmen, de 56 años y la postulante, de 29 años.
Un tejado en ruinas
Una celebración agridulce, debido a la antigüedad del edificio de más de cuatrocientos años. El deterioro de alguna de sus partes es más que evidente. El tejado de la Iglesia tenía bastantes goteras, pero tras el paso de la borrasca Filomena, el tejado, está prácticamente cayéndose.
Con los pocos recursos que pueden ingresar, es imposible que puedan arreglarlo. Es una obra muy urgente, que tienen que acometer. Este es el problema de muchos monasterios, edificios tan antiguos, que requieren manutención costosa.
El convento es parte del patrimonio de Europa. Los contemplativos y contemplativas, son sus custodios.
A pesar de las dificultades que viven en el día a día, la madre superiora, sor Inés nos da una lección de confianza en el Señor:
“Estamos en manos del Señor y sabemos que es Providencia pues, jamás nos abandona”.
El sustento diario
Las hermanas se sustentan con el trabajo que realizan. El principal, la producción de los escapularios para las cofradías y hermandades, así como material para la liturgia, purificadores, manteles...
Hace poco que las carmelitas descalzas de Consuegra han empezado a hacer repostería: galletas de coco, galletitas de santa Teresa, yemas o alfajores típicos del país natal de las hermanas, también realizan por encargo tartas para bautizos o comuniones.
Poco a poco están empezando a comercializar estos productos de gran calidad en tiendas fuera del convento. Para las carmelitas de Consuegra, trabajar es vital ya que su situación económica es precaria y tan solo pueden pagar la seguridad social de una de las hermanas.
Para poder vivir, las carmelitas de Consuegra tienen su propia huerta, donde cultivan tomates, calabacines, acelgas, guisantes o judías. Muchos de estos productos los congelan como sustento para todo el año.
Además de la huerta, en el convento tienen gallinas, cuyos huevos son utilizados en gran medida para los productos de repostería.
El convento cuenta con un pequeño museo, que se puede visitar en la sacristía de la Iglesia. Cuando la inauguraron, se expuso el bastón de santa Teresa de Ávila. Este museo es su manera de compartir la riqueza que tienen en el convento.
Los visitantes pueden ver, entre otras muchas cosas, las dos joyas de este museo.
El cáliz con el que celebraba misa en el cautiverio de Túnez el padre Jerónimo Gracián (1545 –1614), religioso carmelita descalzo, director espiritual de santa Teresa de Jesús, que tomó un voto de obediencia con él.
El segundo tesoro es un resto de carne de santa Teresa, custodiado en un relicario.
Los visitantes pueden ver esta exposición llamando al torno o después de la Eucaristía.
Puente de oración
Como contemplativas que son, la oración es el pilar de la existencia de estas monjas. Al convento llegan peticiones de oración por situaciones complicadas que viven muchas personas. Algunas personas personas comunican a las religiosas estas intenciones por teléfono o a través del torno.
Sor Inés explica a Aleteia la importancia de este servicio: “es donde ejercemos la maternidad espiritual. No se trata solo de pedir específicamente por cada persona, con nombre y apellido. Nuestra misión consiste en pedir al Señor incesantemente por el mundo entero o por necesidades específicas. Somos un puente ante el Señor para esas personas”.
Para la madre superiora es una alegría poder participar de la Comunión de los Santos, es decir, rezar al Señor por las intenciones que reciben de los hermanos y hermanas. Se trata de una oportunidad única para experimentar que su vida es fecunda.
En este sentido, se puede decir que estas monjas no viven apartadas del mundo, no están escondidas en la clausura.
“Entramos en contacto con Dios y con el pueblo del Señor a través de las oraciones que nos piden”, subraya la madre superiora.
El compromiso de estas religiosas es firme ante Dios, ante la sociedad y ante ellas mismas: “desde nuestra vida contemplativa, con nuestros quehaceres, trabajamos por el Reino de Dios”, concluye sor Inés.
Es posible ayudar a estas monjas Carmelitas Descalzas de Consuegra en la reparación de su tejado a través de la Fundación DeClausura, cuya misión consiste en difundir la riqueza de la vida contemplativa y en el sostenimiento de monasterios y conventos.
Puede hacer su donativo en este enlace, indicando que está destinado a las Carmelitas de Consuegra: https://declausura.org/donativos
La Fundación DeClausura es una iniciativa no lucrativa para ayudar a los Monasterios y Conventos de España. Trabaja para difundir la riqueza de la vida contemplativa y contribuir al sostenimiento de los Monasterios y Conventos.