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A las 10 de la mañana de hoy, V Domingo de Pascua, en el parvis de la Basílica de San Pedro, el papa Francisco presidió la Celebración Eucarística y el Rito de Canonización de 10 beatos: Titus Brandsma (1881-1942), Maria Rubatto (1844-1904) y Charles de Foucauld (1858-1916), entre otros.
“La santidad no está hecha de algunos actos heroicos, sino de mucho amor cotidiano”, dijo el Papa Francisco este domingo 15 de mayo de 2022, durante la homilía y después de presidir el Rito de canonización.
Ante 50.000 files y peregrinos de todo el mundo, el Pontífice en su homilía recordó que la santidad no es una puerta cerrada o limitada a unos pocos.
El Sucesor de Pedro afirmó: “hemos erigido un ideal de santidad basado excesivamente en nosotros mismos, en el heroísmo personal, en la capacidad de renuncia, en sacrificarse para conquistar un premio”
El Papa destacó que es una “visión demasiado pelagiana de la vida y de la santidad”. De ese modo, “hemos hecho de la santidad una meta inalcanzable, la hemos separado de la vida de todos los días, en vez de buscarla y abrazarla en la cotidianidad, en el polvo del camino, en los afanes de la vida concreta y, como decía santa Teresa de Ávila, “entre los pucheros de la cocina”.
La santidad del amor cotidiano
“¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia”, afirmó el Papa.
Asimismo, el Papa rechazó los estereotipos detrás de la imagen de santidad:
¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús.
¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales». Este es el camino de la santidad. Así de simple. Pero, siempre ver a Jesús en los demás”.
El Papa pronunció estas palabras antes varias autoridades civiles presentes en la Plaza de San Pedro: El presidente de Italia, Sergio Mattarella; el ministro del interior de Francia, Gérald Darmanin; el Ministro de Asuntos Exteriores de los Países Bajos, Sr. Wopke Hoekstra; El ministro de las Minorías de India, Gingee K S Mathan, entre otros.
En una plaza de San Pedro con flores venidas desde Holanda, como don de reconocimiento por la santificación de Titus Brandsma, muerto en el campo de concentración de Dachau y que regaló un rosario a la enfermera que lo mató con una inyección letal, el Papa dijo:
“Estamos llamado también nosotros a servir al Evangelio y a los hermanos y a ofrecer nuestra propia vida desinteresadamente, sin buscar ninguna gloria mundana. También nosotros estamos llamados a esto”.
El Papa llamó a los canonizados, “nuestros compañeros de viaje”, quienes “vivieron la santidad de este modo: se desgastaron por el Evangelio abrazando con entusiasmo su vocación —de sacerdote, de consagrada, de laico—, descubrieron una alegría sin igual y se convirtieron en reflejos luminosos del Señor en la historia”.
“Un santo o una santa es un reflejo luminoso del Señor en la historia”, reiteró el Papa.
Asimismo, instó: “Intentémoslo también nosotros, el camino de la santidad no está cerrado, es universal, es una llamada para todos nosotros y comienza con el bautismo, no está cerrada, porque todos estamos llamados a la santidad, a una santidad única e irrepetible”.
“La santidad es siempre original”. El Papa citó al beato Carlo Acutis (1991-2006), que fue beatificado por Francisco el 10 de octubre de 2020: “No hay santidad de fotocopia, la santidad es original, es la tuya, la mía, la de cada persona”.
“Sí, el Señor tiene un proyecto de amor para cada uno, tiene un sueño para tu vida. Acógelo. Y llévalo adelante con alegría.”, concluyó.
El Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos leyó las biografías de los beatos canonizados hoy en una mañana soleada:
Titus Brandsma (1881-1942), presbítero profeso de la Orden Carmelita, mártir; Lázaro conocido como Devasahayam (1712-1752), laico, mártir; César de Bus (1544-1607), presbítero, fundador de la Congregación de los Padres de la Doctrina Cristiana (Doctrinarios); Luigi Maria Palazzolo (1827-1886), presbítero, fundador del Instituto de las Hermanas de los Pobres - Instituto Palazzolo; Giustino Maria Russolillo (1891-1955), presbítero, fundador de la Sociedad de las Divinas Vocaciones y de la Congregación de las Hermanas de las Divinas Vocaciones. Charles de Foucauld (1858-1916), presbiteriano; Marie Rivier (1768-1838), virgen, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Presentación de María; Maria Francesca di Gesù Rubatto (1844-1904), virgen, fundadora de las Terciarias Capuchinas de Loano; Maria di Gesù Santocanale (1852-1923), virgen, fundadora de la Congregación de las Hermanas Capuchinas de la Inmaculada de Lourdes; Maria Domenica Mantovani (1862-1934), virgen, cofundadora y primera superiora general del Instituto de las Hermanitas de la Sagrada Familia.
El rito de canonización de hoy ha sido el momento final y concluyente de un largo y laborioso proceso mediante el cual el Sucesor de Pedro, con un acto solemne, establece que un beato pueda ser inscrito en el libro de los Santos, es decir, la lista oficial de los que son venerados como tales en la Iglesia católica, y que su memoria sea celebrada en la Iglesia universal.