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David estaba inmerso en el mundo de las drogas, traficaba, violentaba, armado pasaba su vida divagando por las calles... Hasta que pudo cambiar su arma de fuego y las drogas, por las armás más poderosas del universo, las armas espirituales de Dios. David se convirtió en un profeta de esperanza, en un enviado de la Palabra de Dios, un líder de amor tatuado con una misión desde el cielo…
– David Bisono, cuéntanos dónde naciste.
Nací en Brooklyn, New York, tengo 49 años y actualmente vivo en Chicago.
– ¿Cuáles consideras que son los talentos y bendiciones que Dios te ha dado?
Una vez estaba dando un retiro en Nueva York y unos servidores me encerraron en un cuarto y me dijeron: “Tú nos vas a decir ahora mismo cómo es que pides los dones y carismas del Señor”. Yo pregunté: “¿Por qué?” Y ellos me dijeron que porque el Señor me había dado mucho.
No entendía muy bien, pero el único regalo, el único carisma que yo le he pedido al Señor, es el regalo y el don de amarle con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi mente y con todas mis fuerzas.
Desde muy temprano entendí que si yo podía amar al Señor de esa manera, no había nada que Él no me fuera a conceder, porque Él sabía que lo que me concedía, yo lo iba a utilizar para el bien de las personas, para su gloria. Entonces, considero que Dios me ha dado y me sigue dando lo que necesito, cuando lo necesito, para el que lo necesite.
– ¿Tienes un pasado oscuro?
Mi pasado es según la perspectiva de cada quien, pero no fue un pasado oscuro. Yo andaba en las calles vendiendo drogas, usando drogas, totalmente alejado del Señor; no tenía ni idea de quién era Dios. No crecí en una familia en donde nos obligaban a ir a la iglesia, así que mi encuentro con Dios fue un encuentro muy personal y totalmente inesperado.
Yo no estaba buscando al Señor, pero en ese momento entendí que el Señor tenía un propósito conmigo y, desde ese tiempo, me he dedicado a cumplir lo que Dios me ha encomendado.
– ¿Alguna vez portaste un arma?
Sí. Para mí era normal porque todos tenían una. Yo hacía lo que hacían los demás; la cultura dicta tu comportamiento, tus decisiones.
– ¿Cómo es ver al demonio en esa vida del pasado?
Cuando estás en la oscuridad, no entiendes qué es la oscuridad. Además, si todos los que te rodean están en la misma vida, tú no lo ves como algo anormal sino que es parte de tu día a día.
Pero, cuando uno tiene la experiencia con Dios y estás en la luz, te das cuenta de que vives en la oscuridad. Con el tiempo uno va entendiendo. Dios nos va revelando las cosas poco a poco y eso es lo que me ha ayudado a permanecer en el camino, recordando de dónde Él me sacó.
Sigo creyendo de todo corazón que esas experiencias me han ayudado a ser empático y compasivo, porque también tuve momentos en donde me sentía sin salida. Así he podido caminar con el prójimo, entendiendo los procesos para poder acompañar a los demás, tener fe y esperanza.
– ¿Tu vida estuvo en peligro en algún momento?
Sí. Es parte de la calle, de la cultura que indica el comportamiento, las decisiones. Reconoces que no estás haciendo lo correcto y buscas protegerte de todos. Cuando vives de esa forma, todo se normaliza.
Vives el peligro del pecado y no te molesta, no crees que hay otra manera de vivir. Dios está en lo más oscuro de nuestras vidas, no hay lugar en el que Él no nos pueda alcanzar.
Hay momentos muy tiernos en los que Dios nos permite sentirlo, verlo y tenemos que aprovechar esos momentos de gracia. Debemos dejarnos abrazar dpor Dios y solamente su gracia nos permite esas experiencias.
– ¿Eres casado o soltero?
Estuve casado y hace como siete años estoy divorciado y con mi matrimonio anulado. Tengo dos hijos y una nieta. Con el tiempo el Señor ha ido sanando esa parte de mi vida, pero tengo una relación increíble con ella y con mis hijos.
El señor me ha dado la oportunidad de conocer a otra persona y ahora estamos juntos. Todos estos momentos aportan y son parte de nuestro crecimiento y madurez en el Señor.
– ¿Cómo es ahora regresar a las calles, pero ya sin armas?
Ahora más que nunca estoy armado con mi rosario. Yo puedo estar en cualquier lugar, porque para mí el barrio es como mi casa. Me encanta porque siempre es una oportunidad para conectar con personas. Estoy enamorado de la vida, enamorado de Dios.
– ¿Tuviste problemas con la ley?
Sí. Si estás mucho tiempo cerca de una barbería, seguro te van a recortar.
– ¿Cuál es tu misión hoy en día?
Tengo una pasión por ayudar a las personas: quiero que conozcan a Dios, especialmente las que no ven a la Iglesia como un lugar para ellos, las que están cansadas de la Iglesia o las que están alejadas de la Iglesia.
Para mí el trabajo o el ministerio, es cómo poder comunicar la palabra de Dios, de tal manera que pueda usarla para comunicar en la cultura. Lo que más me agrada es poder comunicar la palabra a las personas, sin importar si tienen o no una experiencia con Dios.
– ¿Cuál ha sido para ti un momento importante de conversión?
Me encontré con una muchacha que me dice: "Oye, tú de mí no te acuerdas, pero hace tres años te mandé un WhatsApp desde Francia y me llamaste. Me dijiste que tú normalmente no hacías eso, pero que sentías en tu corazón que tenías que llamar. Hablamos y te dije que mi mamá tenía cáncer, y tú oraste por mi mamá, oraste por mí y fue algo increíble".
Cuatro años después ella está viviendo aquí en North Island, está casada y me dice: "No entiendo qué pasó ese día en mi casa. Mi mamá fue sanada del cáncer, mi vida se transformó y estoy casada; tú eres parte de esta historia".
Otra señora me dijo: "David, tú no me conoces a mí, pero yo iba a tus conferencias cuando vivías en Brooklyn. Yo escucho Café con Cristo y no sabes cómo el Señor te ha usado para que yo en este día pueda estar de pie. Yo perdí todo, perdí mi casa, pero una vez escuchándote me diste una palabra y esa palabra me ha ayudado para sostenerme".
Para mí no hay momentos que son mejores ni mayores, yo creo que es un conjunto de eventos que suceden cuando vivimos en obediencia a Dios y, Él utiliza esos momentos para que esa persona pueda recibir la bendición. Aquí lo importante es descifrar lo que Dios ha hecho. Pero no hay un solo momento, los momentos siguen pasando.
– ¿De qué vives? ¿Tienes alguna profesión?
Sí. Por gracia de Dios soy el director del Ministerio Hispano de los Misioneros Claretianos, de la provincia de Estados Unidos y Canadá, y Dios me ha bendecido con un equipo de trabajo increíble. Es un trabajo que me permite hacer lo que amo, además de que he conocido más sobre los claretianos, pues no conocía esa orden religiosa.
Es increíble ver cómo Dios nos coloca donde nunca pensamos que íbamos a estar, para seguir llevando a cabo su ministerio.
– ¿Cuál es para ti la mejor arma espiritual?
Es un conjunto de armas cuando hablamos de nuestra fe: debemos ser personas sacramentales, personas de la palabra. Cuando empecé en el camino del Señor lo más importante fue la palabra de Dios, dormía con ella, despertaba con ella. Había momentos que me ponía de cabecera a la Biblia. Nuestros líderes deben ser líderes bíblicos y sacramentales, con una relación muy importante con el Espíritu Santo.
– Vienes a México, ¿qué mensaje traes?
Yo estoy totalmente sumergido en lo que es la Resurrección, es algo que no entendemos como debiéramos y es importante cuando hablamos de México y de América Latina, porque necesitamos una iglesia resucitada, comunidades resucitadas, familias, hombres, mujeres, jóvenes resucitados.
Si la Resurrección tomara el lugar que refiere en nuestras vidas, sería todo diferente y, cuando eso suceda, habrá un derramamiento de amor increíble, veremos cosas que el ojo nunca ha visto ni el oído escuchado. Cuando abracemos esa vida, podremos ver qué significa la Resurrección, cómo aman los resucitados y todos podremos vivir y amar de esa manera.
– ¿Si tú pudieras hablar con un sicario qué le dirías?
Yo tengo algo muy claro en mi vida: nosotros no convencemos, nosotros no cambiamos, es el Espíritu Santo. No tengo la técnica para convencer a un sicario. Si el Señor quisiera que eso sucediera, será un encuentro del que ni yo ni el sicario podremos escapar. Y, si es así, Dios se encargará de poner en mi boca las palabras necesarias y abrirá su corazón para que él las reciba.
Para contactar con David y escuchar su podcast (disponible también por itunes, Google Play, SoundCloud, Youtube):
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