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Líderes religiosos cristianos y musulmanes han condenado el ataque a la Iglesia de San Francisco de Oro, en el Estado de Onda (suroeste de Nigeria). Las autoridades eclesiásticas mostraban a Fides que “aún no se sabe si los que cometieron este acto de barbarie son miembros de Boko Haram, grupos de pastores fulani o bandidos. Lo que sí sabemos es que antes de disparar contra los fieles con armas de fuego dentro y fuera del edificio de culto, hubo una explosión cerca de la iglesia”.
Tampoco se conoce con exactitud el número de muertos y heridos en el que ha sido el ataque más duro en la zona. Desde algunos sectores islámicos moderados se pone el foco en Boko Haram: “este es el modus operandi de Boko Haram. Advertimos que las mezquitas y otras iglesias podrían ser los próximos objetivos, porque así es como empezaron los ataques en el Norte. Por tanto, pedimos que se protejan todas las iglesias y mezquitas de la región”, reza un comunicado de la asociación islámica que trabaja por la coexistencia pacífica entre las distintas confesiones en Nigeria.
La Conferencia Episcopal de Nigeria, en voz de su presidente Monseñor Lucius Ugorji ha mostrado su “gran conmoción y tristeza la noticia del sangriento atentado perpetrado contra fieles inocentes”. “Ningún lugar parece volver a ser seguro en nuestro país; ni siquiera el recinto sagrado de una Iglesia. Condenamos enérgicamente el derramamiento de sangre inocente en la Casa de Dios”, dice el obispo Ugorji.
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“El Islam no está en guerra con nosotros”
“Nadie para a estos criminales, pero el Islam no está en guerra con nosotros”. Lo dijo al diario italiano Il Corriere della Sera el cardenal John Olorunfemi Onaiyekan, de 78 años. El purpurado habló con Gian Guido Vecchi un día después de la masacre de 21 fieles en una Iglesia en Ondo (Nigeria), el domingo de Pentecostés, por mano de hombres armados.
“Verás, si hubiera una guerra de los musulmanes contra los cristianos, la denunciaría y te diría que estoy del lado de mi pueblo para defenderlo. Pero no hay tal guerra, no la veo". La voz del arzobispo emérito de Abuja.
“Toda esa pobre gente, reunida para la misa del día de Pentecostés... Es una desgracia y un gran dolor para todos nosotros, no sólo los católicos: todos los nigerianos". El país- refiere el alto prelado nigeriano - lleva años viendo cómo mueren miles de personas inocentes.
"No sé si los que hacen esto están motivados por razones religiosas y hasta qué punto, los que van por ahí matando gente ciertamente no promueven la religión islámica, aunque se llamen a sí mismos musulmanes y reivindiquen la Yihad. Sé que en Nigeria somos más o menos mitad cristianos y mitad musulmanes y que vivimos juntos y nos gustaría hacerlo en paz".
Testimonios misioneros en Nigeria
Poco a poco van conociéndose testimonios de misioneros que se encuentran en la zona. Una religiosa, Sor Agnes, enfermera del Hospital de San Luis en Owo, da testimonio en Vatican News de los sentimientos de la población hoy y de los temores que crecen para asistir también a los lugares sagrados.
En una entrevista explica cómo se encuentran los heridos: “La mayoría están mejor hoy, pero algunos están en estado grave, sangrando por las balas que recibieron, a pesar de las operaciones a las que ya fueron sometidos. Algunos necesitan otra operación hoy. Muchos recibieron disparos en la cabeza o en lugares delicados. Hay una mujer, por ejemplo, que tiene la vejiga y el útero totalmente destruidos”.
Seguirá dando testimonio y ayudando a los cristianos en Nigeria: “Es un reto continuo”. “La gente tiene miedo ahora incluso de ir a la iglesia. Esta mañana sólo estaban las monjas en la misa, todo el mundo tiene miedo ahora. Pero no podemos quejarnos de esta ausencia, no hay seguridad”.
Jorge Crisafulli, provincial salesiano en Nigería explica en Vida Nueva que: “la relación entre los musulmanes y los cristianos atraviesa un momento muy delicado”. “A nosotros, por supuesto, nos corresponde ofrecer siempre el perdón. Pero además tenemos que poner en marcha otras actitudes, como la prudencia y la inteligencia. Tenemos que protegernos. Los gobernadores deben enviar a policías y militares a nuestras iglesias, pero nosotros también tenemos que poner en marcha comités de seguridad que protejan todas las celebraciones, evitando que se acerquen vehículos y controlando a todos los que pasan”.
Como reconoce el misionero salesiano es muy difícil saber quién está detrás de estos ataques. Puede ser Boko Haram, pueden ser los grupos de pastores fulani o bandidos: “Además de los grupos fundamentalistas, cada vez hay más bandas de bandidos que buscan hacer negocio con la violencia, ya sea secuestrando a consagrados (hay dos sacerdotes y un obispo anglicano aún raptados) o a alumnos de los colegios, pidiendo luego cuantiosos rescates”.
Ary Ramos colaboró en la redacción del artículo