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Te has preguntado alguna vez, ¿qué se siente al despertarse en un monasterio? ¿Necesitas hacer un parón en tu vida? La Abadía de San Isidro de Dueñas es el lugar ideal.
La hospitalidad vivida con espíritu de fe es una fuente de gracia, tanto para el huésped, como para la comunidad monástica. San Benito ya lo enseñó a sus monjes hacia el año 530: “A todos los forasteros que se presenten, se les acogerá como a Cristo” (RB LIII, 1).
Los monjes de la Abadía de Dueñas siguen viviendo hoy el mandato del fundador del monacato occidental, abriendo las puertas de su monasterio a quien quisiera traspasarlas.
En este monasterio conviven 23 monjes trapenses (pertenecientes a la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia), en una vida tranquila, marcada por la liturgia de las horas, los trabajos de la huerta y el cuidado de sus vacas, así como la acogida a huéspedes, que ocupan las austeras estancias de la hospedería.
Un hospital para el alma
El padre Juan José Domingo Falomir, abad de este Monasterio, ha compartido con Aleteia el sentido de la hospitalidad monástica: “Recibir en tu propia casa a alguien que necesita algún tipo de ayuda, que necesita descanso y sosiego”.
“En el monasterio hay una parte reservada al alojamiento de los huéspedes --sigue explicando el superior--. Es lo que llamamos hospedería. En ese alojamiento, los huéspedes pueden disfrutar del silencio en un ambiente de recogimiento y de oración, que es el propio de todo el monasterio”
Una visita al silencio
La hospedería cuenta con 17 habitaciones, con una capacidad total de acogida de 24 personas, comedor, biblioteca, varias salas y una capilla.
La hospedería presta un servicio fundamentalmente espiritual a las personas que buscan un clima de silencio y oración.
El padre abad deja muy claro que la hospedería es un espacio para propiciar un encuentro con Dios y no para hacer turismo, un auténtico hospital para el alma.
Aquí llegan personas con situaciones dolorosas, personas que se plantean un camino en su vida. En el silencio de sus muros, podrán iniciar un viaje interior y satisfacer su sed de Dios. Se trata de romper el eje de coordenadas del tiempo y el espacio para aliarse con el silencio y así escuchar al Señor.
El padre Juan José, quien fue elegido abad de este monasterio en enero pasado, constata: “Hoy en día, el viaje de la vida es el más duro y las personas, vienen con dificultades. Las personas necesitan confort espiritual. Estamos llamados a la acogida, en amor fraterno, y lo expresamos, ofreciendo un remanso de paz, de silencio, de reflexión, para que puedan continuar el camino de la vida”.
Una distribución del tiempo efectiva
Esta ruptura comienza con un concepto de tiempo distinto, como lo testimonia la distribución de los horarios del día.
En San Isidro de Dueñas, las horas están marcadas por los rezos litúrgicos, que comienzan a la 4:15 de la mañana, con la oración del oficio de Vigilias y concluyen a las 20,15, con el rezo del oficio de Completas, establecen de este modo un horario que pone fin a la 21:00.
Al horario se unen tres comidas muy sencillas, en silencio, en un sencillo comedor. La comida de los huéspedes contiene una diferencia significativa respecto a los monjes: el menú de los huéspedes incluye carne, alimento que no ingieren los trapenses.
Las habitaciones son sobrias, sin ningún tipo de ornamento y tecnología, creando así un ambiente propicio a la meditación, la reflexión, la lectura y escritura, únicos entretenimientos, que se armonizan con paseos por los jardines o la huerta.
Las puertas de la hospedería están abiertas hasta las 21,00 de la noche y los huéspedes pueden entrar y salir cuando ellos quieran. Aunque la vida de clausura se preserva y respeta, los monjes están disponibles para charlar y ofrecer la confesión.
Los monjes invitan a sus huéspedes a participar de sus rezos litúrgicos, en una maravillosa iglesia de fachada románica.
La clave es la libertad
Los monjes no buscan catequizar a los huéspedes, la gente acude de forma libre, ya que el objetivo de la estancia consiste en alcanzar la libertad interior mediante el silencio.
Aunque parezca una paradoja, la comunicación más intensa tiene lugar precisamente gracias al silencio.
El perfil de personas que suele visitar la hospedería es muy heterogéneo: desde matrimonios, hasta grupos de jóvenes, pasando por religiosos o personas mayores.
¿Cómo reservar?
Para reservar habitación en la hospedería, basta enviar un correo electrónico a hospederia@abadiasnisidro.es.
También es posible llamar por teléfono al monasterio (+34630 454 820), donde atenderá las llamadas Fray Bernabé, el hermano hospedero.