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«Desde mi adolescencia, me resulta muy difícil integrarme en diferentes grupos de personas», confiesa a Aleteia Laure, documentalista parisina de 31 años. En ese momento, ya sea en un grupo de oración o en un curso de gimnasia, la joven siempre sintió el temor de ser rechazada en cada momento. Y de hecho creía que, sin ayuda, nunca habría logrado superarlo:
¿Quién no ha sentido en algún momento un día, como esta joven, la dolorosa experiencia del rechazo social? Desde la exclusión de un grupo, la ruptura amorosa o la marginación laboral, hasta las exclusiones traumáticas provocadas por las humillaciones públicas.
En la vida cotidiana, las situaciones de rechazo pueden revestir formas más discretas y menores, como no recibir respuesta a una carta; no ser invitado a una velada (mientras todos están en el grupo); no ser mencionado entre los colaboradores de un mismo proyecto (y en cambio los otros están en la lista); o recibir un rechazo (donde otros han tenido respuestas positivas).
Rechazo social, una herida
El rechazo social es una herida que al ser humano le cuesta aceptar. La necesidad de vínculo, pertenencia y aceptación es una de las más fundamentales para las personas.
Como explica Christophe André, psiquiatra, autor de Imparfaits, libres et heureux (Odile Jacob), durante experimentos de rechazo social clínicamente organizados, uno de los hechos más llamativos es la claridad con la que tales rechazos provocan resultados dolorosos, aunque los participantes sepan que están viviendo situaciones artificiales y transitorias, con personas a las que nunca volverán a ver. Como si un profundo instinto nos señalara que no hay nada más peligroso para nosotros que ser rechazados por nuestros semejantes.
Incluso el rechazo de personas desconocidas e invisibles, o en situaciones que no implican repercusiones concretas, como ser ignorado durante los comentarios en las redes sociales, puede generar fuertes trastornos en la autoestima.
Cinco ejercicios para sobrellevarlo
Al contrario: paradójicamente, cuando una persona se resigna a ser rechazada, "evita de antemano cualquier compromiso que pueda devolverle a esa posición. Es la peculiaridad del apego evitativo", explica Gwenaëlle Persiaux, psicóloga clínica y autora de Guérir des blessures d'attachement [Curar las heridas del apego, Ed. Eyrolles).
¿Entonces lo que hay que hacer? ¿Cómo gestionar el deseo de reaccionar ante el rechazo, en lugar de ceder a la tentación del aislamiento, de dejar escapar una cascada de pensamientos negativos o de "abandonar" las relaciones existentes con familiares y amigos?
Aquí hay algunos ejercicios para lidiar con la sensación de rechazo y ver el problema bajo otra luz.
1TRATA DE NO EXAGERAR LAS CRÍTICAS
¿Tu jefe ha rechazado tu idea? ¿La criticó siquiera? No hay razón para sentirse juzgado como si fueras un mal empleado. Solo falta decirte (y repetirte internamente) que en esta situación particular, tu punto de vista y el del jefe son diferentes.
Rechazar la idea de alguien ciertamente no es rechazar a la persona. Es habitual que el sentimiento de rechazo, sobre todo en personas muy sensibles, sea subjetivo.
2TRÁTATE BIEN A TI MISMO
Aprende a perdonar tus errores e imperfecciones. Imagina que la situación no se trata de ti sino de un amigo. Reaccionarías ante él con empatía y amabilidad.
El ejercicio es entonces tener la misma consideración por ti mismo. Si eres menos duro contigo mismo, eso no significa que los demás te rechacen… y tu voz interior, tantas veces tan crítica, se callará más fácilmente.
3NO TOMES LA CRÍTICA demasiado personalmente
Ante un rechazo, es importante decir que no se trata de ti, sino, por ejemplo, de tu aspecto. Es solo el hecho de que una parte de ti no se adapta a alguien en una situación concreta. No hay razón para sentir un rechazo hacia ti como persona.
Estas situaciones son válidas de la misma manera en sentido contrario: una persona no se corresponde perfectamente con tus gustos… pero ¿significa esto que la rechazas del todo?
4BUSCA EL VÍNCULO SOCIAL INMEDIATAMENTE DESPUÉS DE UN RECHAZO
En vez de refugiarte en el trabajo, en el sueño o en las adicciones como el alcohol, acepta dedicarte a las tareas cotidianas, aunque parezcan ridículas frente a la tristeza que sientes… "Conocer a otras personas – subraya Christophe André –, trabajar en cosas ligeras, hacer esfuerzos de autocontrol, representa una ayuda mínima, pero vital".
5amplía tu CÍRCULO SOCIAL
Otro método para afrontar el rechazo: cultivar una red de contactos lo más amplia y variada posible. En general, cuanto más sensibles somos al rechazo, más tendemos a seleccionar personas muy fiables y seguras de sí mismas que no deberían defraudarnos.
Sin embargo – concluye el autor de Imparfaits, libres et heureux –, tener pocos y selectos vínculos hace más dolorosa su pérdida o alteración. ¿Por qué no habría de ser compatible tener buenos amigos íntimos con tener muchos contactos y conocidos más superficiales? ¿Por qué quitarlos de tu vida? Esto también es un ejercicio de aceptación de los demás.