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¿Regalo a las profesoras o profesores de nuestros hijos? La pregunta es fácil, pero la respuesta siempre se complica. Poner de acuerdo a treinta padres es como el milagro delos panes y los peces. "El lunes yo no puedo...; "El martes no voy, porque mi hijo tiene patinaje..."; "Yo solo puedo un viernes y tiene que ser el segundo viernes del mes de junio".
Sacas la agenda y aquello no hay quien lo cuadre, pero se consigue. Sobre todo, si el regalo es la opción que nos propone la Fundación DeClausura para agradecer a los profesores su labor, así como el cariño y la dedicación con la que la desarrollan.
Esta tradición es más habitual en los primeros cursos de los niños: guardería e infantil. En Primaria ya empieza a ser menos habitual, y aún menos en Secundaria. Y es que estos detalles se suelen hacer a maestras o profesores de alumnos muy pequeños que, además de recibir educación, requieren todavía de suma atención por parte de los profesores.
Como curiosidad, esta costumbre no es así en todo el mundo, ni siquiera en toda Europa. Por ejemplo, en Alemania, incluso está mal visto que los profesores reciban regalos de parte de sus alumnos (o de sus padres). Pero en otros países, como en España, Portugal y algunas naciones de América Latina, constituye una costumbre bastante arraigada.
Un regalo con sentido
El objetivo del regalo es que los maestros recuerden a sus alumnos y que sientan que los padres valoran lo que han hecho durante todo el curso. Pero con frecuencia se nos va la cabeza y nos llegamos a plantear regalar hasta un iPad. ¿Pero estamos locos o que es lo que nos pasa?
La Fundación DeClausura nos propone el regalo perfecto y sobre todo útil para que los profesores terminen con buen sabor de boca un año intenso, en el que nos han ayudado a la formación de nuestros hijos.
El “Pack regalo de finde curso”, por un valor de 18 euros, contiene productos elaborados artesanalmente en conventos y monasteriso de clausura de toda España.
El regalo incluye cesta y envoltorio de regalo e incluye la posibilidad de incluir una tarjeta personalizada.
Como se puede apreciar, se trata de una manera única de agradecer y reconocer el trabajo de profesoras y profesores, y, además, de ayudar a comunidades monásticas que entregan su vida para rezar a Dios por nosotros.
