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El capellán que deja huérfano a un mítico equipo de fútbol

SPAIN
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Benito Rodríguez - publicado el 24/06/22
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Sólo su amor a Dios era más grande que sus colores futbolísticos. Decían de él que sólo le faltaba llevar la sotana rojiblanca como la camiseta de Sporting de Gijón

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Fernando Fueyo ha fallecido a los 85 años Fernando solía decir “soy del Sporting desde nueve meses antes de nacer”, y lo ha sido hasta el final de su vida. Aficionado del equipo desde siempre, comenzó colaborando con el club en los años 80 para pasar a ser su capellán en los 90.

Una vida junto al Sporting

Era el encargado de los actos religiosos, y estaba pendiente también de los jugadores y del personal del club. Tras su fallecimiento, el conjunto de sus amores decía de él en un comunicado: “Su carisma, su cercanía y su sentimiento sportinguista le hicieron ganarse la amistad y el cariño de innumerables jugadores, técnicos y empleados que pasaron y están en el Club".

Tan querido era, que hasta el gran rival, el Real Oviedo, mandó su pésame a través de las redes sociales.

No pudo cumplir su deseo

Muchos futbolistas le recuerdan con cariño. No en vano fue el encargado de oficiar el sacramento del matrimonio de muchos de ellos (por ejemplo, del ex delantero de la Selección Española, David Villa) y de los bautizos de los hijos.

La muerte le vino sin poder cumplir su deseo, que no era otro que “morir siendo capellán de Primera”, en referencia a las ganas que tenía de que el equipo de sus amores ascendiera de nuevo a la máxima categoría del fútbol nacional.

El adiós, en su parroquia

Fernando fue párroco de San Nicolás de Bari, en el barrio de El Coto, donde era muy apreciado. Su cometido fue levantarla, y lo consiguió. Impulsó numerosas iniciativas con Cáritas destinadas a ayudar en un barrio humilde y obrero. Estuvo al frente de la parroquia 36 años. Allí se ha instalado la capilla ardiente y allí se celebra este viernes el funeral, oficiado por el arzobispo de Oviedo, Monseñor Jesús Sanz Montes.

La alcaldesa de la ciudad también ha lamentado la muerte de Fernando: "Gijón despide hoy a un apasionado del Sporting porque, entre otras cosas, sabía del valor que tenía para la ciudad". Y le ha recordado así: "Cercano, carismático y cariñoso, fue su inmensa implicación con la ciudad lo que hizo que en 2007 recibiese uno de sus máximos honores, la Medalla de Plata de la Villa".

Su huella en Burundi

Con 33 años comenzó la gran experiencia personal y espiritual de su vida. Fue a Burundi (África) junto al sacerdote Eladio ‘Yayo’ González. Le marcó tanto esa experiencia que decía siempre que “allí dejé una parte de mi corazón”. Y dejó su huella. De hecho, un hospital de allí lleva el nombre de ‘Asturias’, su tierra y la del Sporting, y un equipo de fútbol del lugar se llamó ‘El Molinín’, en un juego de palabras para recordar a ‘El Molinón’, el estadio del equipo de sus amores.

Fernando falleció en el Hospital Cruz Roja de Gijón, donde estaba ingresado desde el pasado martes al empeorar su ya delicada salud. Le acompañaron hasta el último momento Guadalupe y su hermana, quienes le han cuidado durante los últimos años.

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