Una ola de calor amenaza el sur de Europa con temperaturas extremas prácticamente jamás registradas, provocando numerosos incendios en la geografía de los diferentes países y llevándose por delante miles y miles de hectáreas junto con la belleza del medio natural propio de cada país.
Muchos medios hablan ya de una ola de calor sin precedentes y también apuntan a que, debido al cambio climático, estos fenómenos atmosféricos serán cada vez más frecuentes.
Por ello, este verano podemos aprovechar las rutinas o actividades diarias para estimular a nuestros hijos sobre la necesidad de cuidar el medio ambiente y hacer un uso eficiente de los recursos naturales. Tal vez pueda ser difícil explicar a nuestros hijos pequeños qué es el cambio climático, pero desde edades tempranas podemos fomentar la importancia de valorar el planeta.
Aprovechando el tiempo de vacaciones, se pueden crear diferentes dinámicas o actividades para conseguir que el aprendizaje sea más motivador y divertido.
Un estilo de vida con grandes aportes
“El cuidado de la naturaleza es parte de un estilo de vida que implica capacidad de convivencia y de comunión". (Laudato si'). Esta premisa puede ser aplicada directamente en el seno de la familia, además de a nivel universal.
Una buena idea es asignar encargos sostenibles a nuestros hijos dentro de la dinámica familiar: por ejemplo, “el guardián de las luces” que se encarga siempre de vigilar que todo se quede apagado o no haya bombillas innecesarias encendidas, “el centinela de los grifos” que controla que todo esté bien cerrado…
Un tip también bastante útil es controlar los tiempos de ducha, lavados de manos o lavados de dientes por medio de relojes de arena, número de canciones o cualquier otro tipo de metodología que resulte eficaz a la hora de no desperdiciar excesiva agua.
Todos sumando
Es necesario revisar el sistema de reciclado y ponerlo fácil y asequible. Así todos pueden colaborar doblando cartones, separando vidrio o clasificando papel que se pueda usar todavía por la otra cara.
El verano también puede ser un buen momento para fomentar la compra en mercados de alimentos de temporada donde la huella energética será menor por ser negocio local. Además, esto se puede complementar enseñando a los niños que llevamos nuestras propias bolsas de tela reciclables y así evitamos el consumo de bolsas de plástico.
Por último, aprovechando que estamos de vacaciones, podemos dedicarnos a la reutilización o reparación de muebles, ropa… seguro que con unos pequeños cambios o un lavado de cara, logramos dar una segunda vida a esos objetos, mostrando que solo basta ser un poco creativo para evitar tirar muchas de las cosas que tenemos por casa y, de esta manera, darles un nuevo uso.
La familia, además, es el seno donde transmitir eficazmente valores a los niños. Por ello, aprovechemos el verano para transmitir el respeto y el cariño por el medio ambiente.