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La importante Basílica de los Santos Juan y Pablo se encuentra en una de las siete colinas de Roma, el Celio.
Dedicada a dos oficiales romanos Juan y Pablo, que fueron víctimas de la persecución del emperador Juliano el Apóstata. En el año 362 los hizo matar por no renegar a la fe cristiana y luego (según cuenta la leyenda) enterrar en sus propias casas.
De hecho, en 1887 el padre Germano da San Stanislao, entonces rector de la basílica, que buscaba la tumba de los mártires Juan y Pablo, encontró veinte salas pintadas. Todas ellas pertenecientes al menos a cinco edificios diferentes datados entre los siglos I y IV, que constituyen uno de los conjuntos residenciales de la época romana mejor conservados hasta hoy. Es el mejor ejemplo de "domus ecclesiae" que conserva frescos originales.
Destino de peregrinación
Los frescos conservan, los más antiguos temas paganos como: un elegante fresco del siglo III representando a “Proserpina” con algunas divinidades marinas. También genios alados, guirnaldas, pájaros, etc.
Desde el siglo IV cambia el uso previsto del edificio, como se puede ver con la presencia de frescos cristianos y un altar que revelan la transformación del entorno en un lugar de culto religioso. Quizás como consecuencia del martirio y entierro de los dos oficiales romanos.
Entre los frescos cristianos están el martirio de los soldados Juan y Pablo, la decapitación de Crispo, Crispiniano y Benedetta, figuras femeninas y una persona orante.
El lugar muy pronto se convirtió en un destino de peregrinaje y fue venerado como un lugar sagrado.
Fuentes más acreditadas argumentan que todo el edificio probablemente perteneció a la familia del fundador san Pamaquio (senador romano convertido al cristianismo), ya que la iglesia se menciona por primera vez en las actas de un sínodo celebrado por el Papa Simmaco en 499 con el nombre de Titulus Pammachii, o también Titulus Byzantii.
Construcción de la basílica
La iglesia fue construida a principios del siglo V, apoyándose en los edificios preexistentes. Su estructura está dividida en tres naves, separadas por trece arcos que descansan sobre doce columnas. Tenía una fachada perforada por cinco arcos rematados por otras tantas ventanas.
Lamentablemente la basílica no tuvo una vida fácil. A través de los años fue saqueada y destruida por los visigodos en el 410, golpeada por un terremoto en el 442, saqueada y destruida nuevamente por los normandos en 1084. Siempre fue restaurada hasta la reconstrucción total del siglo XII a instancias del cardenal titular Teobaldo. En esta ocasión, los sótanos y las habitaciones se derrumbaron, totalmente olvidados y en gran parte rellenos de tierra, y solo fueron redescubiertos en 1887.
El aspecto actual se confirió en 1951, cuando el cardenal Francis Joseph Spellman restauró la fachada.
La Iglesia de los Lampadarios
Hoy la basílica es de un gran esplendor y belleza arquitectónica. Su interior está adornado por numerosos lampadarios. Por eso la llaman la iglesia de los lampadarios.
Estos lampadarios de cristal crean un ambiente único, las luces exaltan el techo artesonado resaltando aún más la belleza de la basílica.
Todas estas características de la basílica, con sus naves, los frescos, los pisos cosmatescos y sus lampadarios la llevan a ser una de las más anheladas para celebrar los matrimonios.
Las tumbas de santos
En la Iglesia aparte de las reliquias de los santos san Juan y Pablo, también se encuentra actualmente la urna con los restos mortales de San Pablo de la Cruz, fundador de la Congregación de la Pasión.
Actualmente es la Casa General de los Pasionistas, sede del superior general y su consejo, donde también se guarda el archivo general y reside una comunidad de estudiantes.
Fuente: basilicassgiovanniepaolo.it