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Este 4 de agosto, día en que se celebra la fiesta de Juan-Bautista María Vianney, patrono de los sacerdotes, una imagen generó gran impacto en Nicaragua. El obispo de la diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quien desde hace tiempo ha denunciado persecución y hostigamiento de parte del régimen de Daniel Ortega, salió en procesión.
Pero lo más llamativo fue que el obispo lo hizo junto al Santísimo y encaró a los policías y paramilitares que lo asedian y tienen bloqueada la zona de la curia episcopal, tal cual informaron medios locales como Artículo 66.
«Que nos digan sin van a dejar entrar al pueblo fiel a la curia, que nos digan si nos van a permitir celebrar la eucaristía con los medios de comunicación, si vamos a poder tener libre circulación, si van a dejar de cerrar las calles de la curia, si van a quitar las fuerzas policiales que están hasta dos cuadras alrededor de la curia», expresó el obispo, según se ve, por ejemplo, en un video difundido por un periodista local.
Álvarez, prosigue Artículo 66, que también bendijo a los policías que tenía a su alrededor, oró por ellos y pidió que «dejen en paz» a la feligresía católica.
«Que en el corazón de los nicaragüenses reine la paz, no reine el odio, ni la división, dijo también Álvarez, quien también se lo vio de rodillas y siguió cuestionando la presencia de los uniformados en la zona.
Curiosamente, un mensaje de Álvarez en en redes sociales este 4 de agosto también hacía referencia a ese gesto:
Horas de máxima tensión para la Iglesia
En medio de esta situación, donde la diócesis de Matagalpa también fue noticia por el cierre de varias emisoras católicas, en sitios como Sébaco, el padre Uriel Vallejos permanecía encerrado junto a un grupo de fieles tras el ingreso violento de la Policía orteguista a la capilla Niño Jesús de Praga perteneciente a la Parroquia Jesús de la Divina Misericordia.
El sacerdote, que venía informando a través de las redes sociales lo que le estaba pasando. llevaba dos días en la casa curial y con pocos alimentos a disposición (y hasta con falta de luz). Sin embargo, en la mañana de este 4 de agosto se sabía poco acerca de las condiciones en las que se encuentran. Su último mensaje, hasta ese momento, había sido el siguiente:
«“Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas”. ¿Cuál es la fe grande? La fe grande es aquella que lleva la propia historia, marcada también por las heridas, a los pies del Señor pidiéndole que la sane, que le dé sentido. ( Mt. 15, 21-28). ORACIONES!».
En los últimos días las acciones hostiles contra miembros de la Iglesia de Nicaragua se han acentuado, un nuevo capítulo que empezó a llamar más la atención a nivel internacional desde que el pasado 6 de julio fueron expulsadas de Nicaragua las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta.