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Este domingo 14 de agosto, luego de dos años afectados por la pandemia del coronavirus, finalmente más de 50.000 bailarines de más de 60 grupos pudieron realizar la tradicional entrada folclórica en Quillacollo (Cochabamba) para celebrar a la grande a la Virgen de Urkupiña.
Según la crónica de medios locales como El Deber, el recorrido empezó a las 9.00 hs desde una avenida. Y finalizó en el templo San Idelfonso. Se trató de la versión número 21 de la entrada autóctona donde algunas delegaciones incluso se presentaron con carros alegóricos con figuras de gran tamaño. También con el uso de instrumentos musicales.
Con respecto esta famosa festividad vinculada a la Asunción de María, cuyo lema en 2022 es «Caminando juntos, con Jesús y María Urkupiña», lo que se ha pretendido fue expresar en esta ocasión sintonía con el caminar de la Iglesia universal que atraviesa un proceso sinodal.
La fiesta de «La Mamita» (modo cariñoso de referirse a la Virgen de Urkupiña), también conocida como patrona de la integración y con devotos que se extienden a sitios como Argentina, continuaba este lunes con una misa solemne en el atrio de la iglesia.
Mientras tanto, este 16 de agosto estaba prevista también la peregrinación al calvario de Urkupiña. Consiste en una jornada donde es tradición el picado de piedra. Suele indicarse que cuanto más grande sea la roca extraída del cerro –prosigue El Deber- más serán los favores recibidos de la Virgen.
Más imágenes (galería):
¿Cómo surge la tradición?
La tradición sobre la Virgen de Urkupiña en Bolivia se remonta al año 1700 y está vinculada a una humilde familia de campesinos. Más precisamente con la aparición de la Virgen a una pastorcita que recorría las colinas de Cota, al sudeste de Quillocollo. Luego de varias oportunidades en que la pequeña era visitada por «La Mamita», junto a un hermosísimo niño en brazos, sus padres lograron ser testigos de los hechos e incluso llevar el caso al párroco local.
Desde aquel momento la Virgen de Ukupiña es muy venerada en esa región y los relatos de milagros son extensos, recuerda el portal del santuario que lleva su nombre.
Con el correr de los años esta festividad cobró mayor relevancia. Hoy en día – de alguna manera gracias a los migrantes bolivianos- la festividad que se vive en Quillacollo ha atravesado fronteras y se celebra en varias ciudades del mundo de países como Argentina, Chile, Paraguay, Brasil, además de España e Italia.