Acaba de abrir sus puertas el monasterio San Moisés el Etíope (Deir Mar Moussa al-Habachi), uno de los más antiguos de Siria, situado a un centenar de kilómetros al norte de Damasco, cuyos superiores fueron secuestros por grupos integristas islámicos.
Superior secuestrado y desaparecido
El cenobio se convirtió en la década de los años noventa en un centro de diálogo islámico-cristiano por iniciativa del sacerdote jesuita italiano Paolo Dall'Oglio.
El padre Paolo fue secuestrado el 29 de julio de 2013 por un grupo de extremistas islámicos y en estos momentos no se sabe si está vivo o muerto (Cf. El padre Dall'Oglio estaría entre los rehenes de los yihadistas en Baghuz).
Dos años después, el grupo terrorista Estado Islámico secuestró durante cuatro meses y veinte días a su sucesor, el padre Jacques Mourad.
La comunidad, que es monástica, ecuménica y mixta, de rito sirio-católico, está formada ahora por una docena de hombres y mujeres que viven su vida cotidiana en la oración, el trabajo y la hospitalidad.
Su deseo es volver a acoger a peregrinos y turistas. «Queremos que la gente vuelva, que rece y medite en este lugar donde puede encontrar un espacio de calma, silencio y contemplación», ha declarado a Aleteia el abad, el padre Jihad Youssef.
Los frescos más antiguos del Oriente cristiano
Enclavado en el corazón de las montañas y construido en varios niveles, el monasterio tiene su origen en una pequeña basílica construida sobre las ruinas de una fortificación romana.
La actual iglesia de Mar Moussa, que data del año 1051, tiene inscripciones murales con caracteres musulmanes y cristianos, en árabe, siríaco y griego. El monasterio cuenta con algunos de los frescos más antiguos del Oriente cristiano.
En 2010, la comunidad fundó otro monasterio en Irak, en la ciudad de Sulaymanyyah, en el Kurdistán; ofreciendo acogida a los cristianos desplazados de Mosul, Bagdad, Qaraqosh y otras localidades iraquíes.
Estalla la persecución
En 2013, estallaron feroces combates entre grupos de la oposición y fuerzas gubernamentales en la ciudad de Nabek, a 16 kilómetros del monasterio. Aunque éste no sufrió ningún daño material, la desaparición del padre Paolo en 2013 fue un gran golpe.
«Creemos que fue secuestrado por el Estado Islámico. No tenemos información fiable sobre si está vivo o muerto», reconoce el padre Jihad, y añade que no se ha pedido ningún rescate.
Entre 2015 y 2017, el Estado Islámico controló una zona cercana al monasterio. En aquella época, «teníamos miedo, estábamos aislados, nos encontrábamos en una situación que impedía que la gente nos visitara», recuerda el padre Jihad.
En 2019, el Estado Islámico fue derrotado, pero la pandemia retrasó aún más la reapertura del monasterio. A principios de junio, el monasterio pudo recibir al primer pequeño grupo de peregrinos.
Traducción y complemento de información: Matilde Latorre.