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El sueño del Papa Inocencio III
En un sueño un ángel se apareció al Papa Inocencio III denunciando los pecados de las madres desnaturalizadas que tiraban al río a sus hijos recién nacidos no deseados.
Confirmando este horror con los relatos de los pescadores que referían que estos bebés muertos quedaban atascados en sus redes, el Papa decidió crear un hospital orfanato, para salvarle la vida.
El hospital fue fundado donde antiguamente se encontraba la Schola Saxonum, la “Escuela Sajona”, concebida para albergar al gran número de peregrinos anglosajones que anualmente visitaban la tumba del santo apóstol Pedro.
La Schola Saxonum prosperó por varios siglos desde el año 727 d. C. hasta la Guerra Santa, cuando la institución comienza a declinar y queda prácticamente abandonada.
Y es entonces que en el 1198, Papa Inocencio III renueva el complejo para poder acoger a los niños pobres y expósitos.
La Rueda de los Expósitos
Desde Largo degli Alicorni, a lo largo de Borgo S. Spirito, calle paralela a Via della Cociliazione, podemos observar un extraño y curioso barril de madera, encajado en la pared del hospital, esta es la llamada “Rueda de los Expósitos”.
Se trata de un simple contenedor de madera, ahora protegido por una reja, capaz de girar sobre sí mismo, permitiendo así que lo que venía del exterior entrara en el edificio.
Para garantizar el anonimato, las madres abandonaban en el interior de la rueda a sus hijos, muchas veces con la mitad de una moneda, con la esperanza de que un día podría volver a reencontrarse con su niño.
La madre hacía girar la rueda y huía tocando una campana, para alertar a las religiosas que lo recibían del otro lado.
De esta manera el Papa, salvaguardó y protegió a cientos de huérfanos y confió el instituto al caballero templario Guido de Montpellier, que luego fundó la Orden de los Hospitalarios del Espíritu Santo.
Los travesías sixtinas
Al final del siglo XV, Papa Sixto IV, decide dar de nuevo vida al hospital, tras el gran incendio de Roma que arrasó el antiguo en 1471.
El nuevo edificio es constituido por dos grandes salas que son en realidad un único gran salón de 120 metros de largo por 13 de ancho rematado por una torre octogonal. Su estructura representa el primer ejemplo de arquitectura civil del Renacimiento en Roma.
En el centro del techo de las dos salas hay un farol octogonal, adornado con varias estatuas y un elegante altar, la única obra romana de Andrea Palladio.
En las paredes hay una larguísima serie de frescos pintados en 1478 por Ghirlandaio, Pinturicchio, Antoniazzo Romano y otros maestros de la escuela umbría-romana entonces triunfante en la capital que representan la historia del hospital y episodios de la vida de los papas Inocencio III y Sixto IV.
Una curiosidad
Para enriquecer aun más este verdadero patrimonio histórico, se añadió el descubrimiento en 1959, de los restos de la Villa de Agripina la Mayor (esposa de Germánico y madre de Calígula) con paredes de opus reticulatum (una forma de mampostería romana), suelos de mosaico, mármol tallado y partes de frescos.
Fuente: aslroma1.it