Chile vive un momento crucial en su historia. El próximo 4 de septiembre cerca de 15 millones de ciudadanos tienen en sus manos la decisión de aprobar o rechazar la propuesta de nueva Constitución para el país. Aleteia recogió cómo viven este proceso los católicos, qué sienten sobre este nuevo hito y los desafíos que se vienen
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La creciente desigualdad y la enorme brecha persistente que separa a los más ricos y las personas en mayor situación de vulnerabilidad despertó a miles de chilenos que sacaron la voz y se movilizaron exigiendo un cambio radical, que diera paso a nuevo modelo político y social, que permitiera dar vida a un nuevo Chile.
Al revisar la génesis de este nuevo capítulo en la historia de Chile, es el denominado «Estallido social», del 18 de octubre de 2019, el que sacude al país y obliga a los ciudadanos a hacerse cargo de la gran deuda acumulada con un alto porcentaje de la población, una realidad que pocos querían ver y muchos preferían callar.
Carmen Gloria Donoso, periodista, doctora en Ciencias de la Información y miembro de la Comisión Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Chile señala:
«Es tan desigual este país, que yo asimilo lo que hemos vivido a una olla a presión, donde si no se suelta el vapor, explota. El "Estallido social" puso en evidencia las tremendas injusticias que vive Chile, algo que habíamos denunciado desde la comisión en el documento ‘Los nuevos rostros de la pobreza’. Estuvimos al borde de una crisis institucional muy severa, que finalmente fue posible conducir con el llamado a plebiscito y la conformación de la Asamblea Constituyente, en una elección democrática».
Hacia un acuerdo
Efectivamente, el 15 de noviembre del año 2019 se firmó el «Acuerdo por la paz y la nueva Constitución» , el que dio paso a un Plebiscito Nacional realizado el 25 de octubre de 2020, en plena pandemia por el COVID-19. Ahí votaron más de 7 millones de personas, de las cuales el 79% optó para dejar en manos de una Convención Constitucional electa por la ciudadanía, la redacción de la propuesta de una nueva Carta Magna.
Fueron 155 las personas electas en mayo de 2021, para conformar la Asamblea, que tuvo la labor de escuchar las diversas demandas sociales y priorizar los temas urgentes para el país. Así, se dio origen al texto de propuesta de nueva Constitución Política, el cual fue presentado públicamente el 4 de julio de 2022. Finalmente será votado en una elección obligatoria este 4 se septiembre.
Diversas miradas al texto
Si bien el proceso que lleva al momento actual, donde Chile cuenta con una propuesta de Carta Magna que reemplace a la que rige desde 1980, ha sido realizado con participación de todos los ciudadanos que plasmaron su voto en las urnas, el proyecto no estaría recogiendo lo esperado por muchos. Cuenta con menos aprobación de la necesaria, lo que ha traído una serie de debates y desafíos sobre cómo seguir en caso que se rechace. Según los últimos sondeos, el rechazo se empina por sobre el 40%.
En este punto, para una gran mayoría de los católicos, hay temas que son imposibles de aceptar por ir contra sus valores y principios. Son materias que son presentadas en el texto de manera que no les permite ser aprobadas. Por ejemplo, lo referente a la protección de la vida y la familia, algo que quedó de manifiesto en la carta pública que realizaron los obispos de Chile en el mes de julio.
A esto, se suma una mirada de fondo respecto de la propuesta, según lo expresa Francisco Jiménez, presidente de la Unión de Empresarios Católicos de Chile, (USEC):
«En lo personal, me hubiera gustado que al momento de redactarla, se hubieran considerado principios y valores de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI). Da la impresión que el texto tiene una visión poco humanista, refleja poca confianza en el hombre, se cuestiona su libertad en el amplio concepto y sugiere en muchos artículos que el Estado sea el que resuelva, tome las decisiones, que sea una especie de "Dios", entendido para los católicos como el que nos da la libertad para poder desarrollarnos”.
«Los católicos, los creyentes seguimos siendo una amplía mayoría en Chile y como tal debiéramos preocuparnos de que en cualquier texto constitucional, no solamente se custodien nuestros principios y valores, sino que también se promuevan», agrega el empresario.
Luces y sombras
En tanto, Carmen Gloria Donoso que señala: «El texto tiene luces y sombras, pero creo que son más las luces en términos de dar salida y camino a la solución de los problemas de Chile, donde son sumamente importantes los derechos sociales. Y mirado desde la luz de la DSI responde fundamentalmente al tema de la dignidad humana, pensando en la gente de calle, en las poblaciones, en como aborda la salud y educación. A ello se suman las diversas opciones de participación ciudadana que ofrece, que es otro valor fundamental», manifiesta.
Sobre esto, el padre Nicolás Viel, capellán de la Iglesia católica en La Moneda, afirma: «Este es un proceso crucial para el país, dentro del cual el mundo católico no debe estar ajeno, se ha vivido con bastante intensidad y han quedado reflejadas las diversas miradas, posturas y perspectivas que se tiene frente a la nueva propuesta constitucional».
Énfasis en el «rechazo»
Pero también hay en la Iglesia de Chile voces muy enfáticas en cuanto al rechazo. Por ejemplo, el sacerdote chileno Francisco Javier Astaburuaga Ossa, doctor en Derecho Canónico, firme defensor de las víctimas de abuso y cercano al papa Francisco, tal cual lo presentan medios como Portaluz.
«Como católico, sacerdote y ciudadano no estoy disponible para aprobar el aborto y menos una Constitución que lo “consagre”, pues es una contradicción que violenta la racionalidad del derecho y su justicia, provocando inexorablemente un daño irreparable al bien común de la nación», expresó Astaburuaga a la hora de argumental por qué vota rechazo.
Dentro de los católicos, hay también un grupo que rechaza abiertamente la propuesta y que ha generado diversas manifestaciones a nivel nacional para dejar en claro su postura. Dentro de estos se encuentra el especial web #esinjusta.cl emanado desde la organización «Comunidad y Justicia», que plantea claramente los artículos por los cuales se rechaza y explica su postura.
El camino a la decisión
Dos meses exactos es el plazo que los chilenos tienen para leer, estudiar, debatir y discernir sobre si esta nueva propuesta está acorde a lo que se busca, espera y necesita para avanzar en la solución de los grandes temas país.
«Si bien el proceso completo ha estado lleno de tensiones y polarizaciones, nosotros a estas alturas, debemos empezar a mirar hacia delante y entender que hay puntos de unión posibles. Somos muchos los ciudadanos que queremos tener un mejor país y vemos este proceso como una oportunidad de hacer las cosas mejor. Vamos a requerir tener una unión para poder generar las reformas necesarias, o un texto nuevo, que cumpla con entregar las condiciones para construir un país más justo, solidario, próspero y humano», afirma Jiménez.
Carmen Gloria Donoso señala: «Yo he realizado mi discernimiento parada desde la opción preferencial por los pobres. Creo que muchos de los temas planteados en la propuesta llegaron para quedarse, como lo son los derechos sociales, que responden a la dignidad humana».
En tanto, el padre Viel enfatiza en lo que considera más importante en este momento: «Respetar el discernimiento que cada católico y cristiano debe hacer respecto de la nueva propuesta, ponderando aquellos aspectos que consideramos positivos y aquellos que no nos convencen del todo. Cada persona debe hacer esto en conciencia y a partir de ahí realizar su voto, pero debemos ser muy respetuosos de los discernimientos que como comunidad católica vamos realizando».
Llamados a la unión del país
Al intentar visualizar los posibles escenarios que se abren para el país, ya sea si se aprueba o rechaza la propuesta de Constitución para Chile, la lectura es clara y tiene que ver con un llamado esencial a trabajar y fortalecer la unión nacional.
Así lo expresa Francisco Jiménez: «Si bien el proceso ha tenido momentos muy complejos hay que mirar con optimismo, hay una oportunidad de poder llegar a acuerdos que sean trascendentes para los próximos 30 años de Chile. Tenemos la oportunidad de terminar este hito histórico con un texto que sea de unión, de generación de fraternidad y que nos permita crecer como un país donde los católicos tenemos algo muy importante que aportar y decir. Nuestro rol como creyentes debe ser más fuerte, articulado, tenemos que ser más activos y trabajar en la construcción del Reino de Dios, que nos pertenece a todos y cada uno de nosotros, para contribuir a una mejor sociedad».
Procesos de encuentro
«Se nos viene un escenario difícil porque el país está tremendamente polarizado, ha habido demasiada agresión, cual sea el resultado, habrá que buscar caminos de entendimiento, para poder seguir caminado. Es un tiempo complejo, donde desde las iglesias se deberá procurar facilitar procesos de encuentro», señala Carmen Gloria Donoso.
En tanto, Viel agrega: «El mundo católico está llamado a fortalecer la unión del país, en cualquier escenario. Nuestro aporte a lo público, a la vida democrática de Chile, debe ser siempre el cuidado, la mirada hacia los rostros sufrientes, frágiles y postergados, tenemos que seguir viviendo nuestra opción evangélica por los más pobres».
Nota de redacción:Este 29 de agosto, miembros de la Conferencia Episcopal de Chile invitaron a reflexionar una vez más sobre el plebiscito del próximo 4 de septiembre. Ver mensaje a continuación: