Nur-Sultan podría haberse hecho famosa por albergar el segundo encuentro entre el Patriarca de Moscú y el Obispo de Roma. La capital kazaja tenía muchas posibilidades de lograrlo al ofrecer, a través de la celebración del VII Congreso de Líderes de las Religiones Mundiales y Tradicionales, una razón legítima para el encuentro de los dos líderes religiosos.
Pero la guerra en Ucrania y el deterioro de las relaciones entre Roma y Moscú hicieron imposible este reencuentro; que se hubiera producido seis años después del histórico primer encuentro en Cuba.
Aunque la visita de Kirill a Kazajistán nunca se había formalizado, uno de los organizadores de la cumbre le dijo al Astana Times que el patriarca estaría entre los participantes. Por eso, cuando el 24 de agosto el jefe del Departamento de Asuntos Exteriores del Patriarcado de Moscú, el metropolitano Antonio de Volokolamsk, anunció que Kirill no vendría a Nur-Sultan, la noticia sonó como un desaire a la diplomacia vaticana.
Decepción vaticana
"Es una decepción", se comenta en el Vaticano, al tiempo que se reconoce que la situación actual es "tan tensa a nivel internacional, que esta decisión es comprensible". También se recuerda que este viaje del Papa Francisco estuvo motivado en primer lugar por el deseo de responder a la invitación del presidente kazajo; así como de encontrarse con los católicos de un país históricamente situado en la periferia de la Iglesia. No obstante, "sin la presencia de Kirill, este viaje del Papa a Kazajistán pierde inevitablemente interés", reconoce una fuente diplomática.
Oficialmente, el Vaticano no se derramó sobre el expediente. El director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, se limitó a repetir que el Papa Francisco había "expresado claramente el deseo" de reunirse con el patriarca, sin poder decir más.
"Kazajstán parecía una buena oportunidad, pero la guerra de Ucrania complicó demasiado las cosas", resume un buen conocedor del tema.
Cómo la guerra en Ucrania dañó las relaciones
Poco después de la invasión de Ucrania, Francisco y Kirill se encontraron a través de Zoom para un intercambio de unos cuarenta minutos. Pero el tono de la reunión había desconcertado al Papa Francisco.
Kirill dedicó los "primeros veinte minutos" de la conversación a leer "todas las justificaciones" de la guerra; según contó el Papa al diario italiano Il Corriere della Sera. "Escuché y dije: no entiendo nada de esto. Hermano, no somos 'empleados de Estado'", añadió, antes de advertir: "El patriarca no puede convertirse en monaguillo de Putin".
Más tarde, el discreto cardenal Kurt Koch, jefe del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, también sorprendió al utilizar duras palabras contra el patriarca. "La justificación pseudorreligiosa de la guerra por parte del patriarca Kirill debe sacudir cualquier corazón ecuménico", insistió, en una amplia entrevista con el medio alemán Die Tagespost. Luego añadió que era "una herejía que el patriarca se atreva a legitimar la brutal y absurda guerra en Ucrania".
El Vaticano cancela un encuentro en Jerusalén
En un comunicado, el Patriarcado de Moscú dijo que lamentaba el "tono incorrecto" utilizado por el Papa Francisco en su entrevista con Corriere della Sera. Consideró que las declaraciones del pontífice "no podrían contribuir al establecimiento de un diálogo constructivo entre la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Ortodoxa Rusa; que es particularmente necesario en este momento".
El frío entre Roma y Moscú se intensificó con la cancelación de un encuentro previsto en Jerusalén el pasado mes de junio. "Lamento que el Vaticano haya tenido que suspender [el proyecto de] un segundo encuentro con el patriarca Kirill, que habíamos programado para junio en Jerusalén", dijo el Papa Francisco en una entrevista con el diario argentino La Nación.
Y explicó en pocas palabras los motivos de esta decisión: "Nuestra diplomacia ha entendido que un encuentro entre ambos en este momento podría generar mucha confusión".
Los rusos rechazan la alternativa de Kazajistán
En el contexto de la guerra de Ucrania y ante la inconveniencia de encontrarse en un formato de dos personas, el Papa Francisco pareció apostar entonces por Kazajistán. Esta cumbre le habría permitido encontrar al jefe de la Iglesia Ortodoxa Rusa en medio de una audiencia de otros líderes religiosos.
Pero esta vez fue Moscú quien cerró la puerta a esta posibilidad. A finales de agosto, el nuevo jefe del Departamento de Asuntos Exteriores del Patriarcado de Moscú, el metropolita Antonio de Volokolamsk, anunció que el patriarca no acudiría, a través de la agencia de noticias rusa RIA Novosti.
Aprovechó para volver sobre la suspensión de los preparativos del encuentro de Jerusalén por parte del Vaticano. Una "gran sorpresa", dijo. Y para asegurarse de que ninguna otra propuesta del Vaticano había llegado a la oficina del Patriarca.
El "Ministro" de Asuntos Exteriores del Patriarcado de Moscú ha indicado finalmente las condiciones para que se produzca una nueva reunión. Este "debe ser preparado con el mayor cuidado, su agenda debe ser acordada, el documento resultante debe ser pensado con anticipación".
¿Hacia un próximo encuentro?
Esta cumbre de Nur-Sultan, por lo tanto, no pasará a la historia por haber reunido a los dos líderes religiosos por segunda vez. Pero será interesante ver cómo interactuarán las delegaciones rusa y romana.
En Roma se destaca que las relaciones nunca se han interrumpido; y se recuerda que fue un largo camino para culminar en el encuentro de 2016 en La Habana. Un encuentro histórico que se esperaba en 2014 y luego en 2015.
También se recuerda que la Iglesia Ortodoxa Rusa sigue atravesada por un fuerte movimiento antiecuménico y anticatólico; tantas presiones que hay que tener en cuenta para comprender la actitud del patriarca Kirill, quien fue criticado internamente después del encuentro en Cuba.
"Se pone en marcha una dinámica impulsada por un deseo mutuo", insiste una fuente vaticana que imagina incluso un posible encuentro el próximo año.