Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
“Nos estamos haciendo viejos Claudio”, se quejó un amigo. “Ya no tengo las fuerzas de antes y no sé si podré seguir el llamado de Dios, su propósito en mi vida”.
“Qué interesante punto de vista”, pensé. ”Sientes que por tu edad no eres apto para hacer las cosas que Dios te pide”.
Respuestas en la Biblia
Después de mucho reflexionar decidí buscar a respuesta para mi amigo en la Biblia. Me gusta sugerirles a nuestros lectores de Aleteia que empiecen a leer sus Biblias.
Es una lectura enriquecedora. Te cambia la vida y descubres tesoros que ni imaginaste que estaban allí, a tu disposición.
Cuando abro mi Biblia me digo sorprendido: “¿Cómo no lo hice antes?”.
La tenía cerrada, arrinconada en una gaveta. Sé de muchos que la tienen como un adorno en un pasillo de sus casas sobre un gran atril de madera. ¡Lo que se pierden!
“¿Te quejas por tu edad?”, le dije a mi amigo. Abrí mi Biblia y le señalé un versículo en Éxodo 7. “Mira lo que dice aquí. Te lo leeré en voz alta".
Moisés tenía ochenta años y Aarón ochenta y tres cuando hablaron con Faraón
Como ves, la edad no es una excusa válida cuando Dios te llama a su servicio.
Suelo recomendar a los lectores, cuando me escriben contándome alguna inquietud, que lean la Biblia.
En ella encontramos las respuestas a la mayoría de nuestras inquietudes, consejos, pensamientos llenos de sabiduría, lees las palabras que dijo Jesús, lo que espera de ti y conoces la voluntad de Dios nuestro padre para ti.
¡Tiene sentido!
Hace unos días recibí un correo diferente. Una señora mayor se sentía inútil por su enfermedad, sus carencias económicas, su difícil situación familiar y me preguntaba con tristeza: “¿Querrá esta vida de inutilidad el Señor?”.
Encontré la respuesta a su inquietud en los consejos de dos santos y un fragmento del Diario de santa Faustina Kowalska, un libro que recomiendo a todos los católicos leer.
Este santo visitó a una señora enferma que se quejaba que su enfermedad la hacía inútil, no le permitía ir a misa, apenas podía rezar y por ello sufría mucho. El santo para consolarla le aseguró:
La Virgen en Fátima nos pidió que ofreciéramos y rezáramos mucho por la conversión de los pobres pecadores.
En el Diario de santa Faustina (324) leemos estas palabras de Jesús:
Puedes tanto ahora...
Y de san Agustín recogimos este maravilloso consejo:
Cuando sientas que ya no sirves para nada, todavía puedes ser santo.
Puedes hacer tanto bien… aun con ese sentimiento de inutilidad, ofreciéndolo todo por amor a Jesús.
En 1916 el Ángel de la Paz visitó a los niños Francisco, Jacinta y Lucía, en Fátima y les dio este consejo:
El poder del sufrimiento
¿Cuestionas el sufrimiento? En Aleteia queremos ayudarte. Lee este maravilloso artículo:
Te invito a que te santifiques con lo que vives, pues por algo el buen Dios lo permite. Y todo lo que él permite es para nuestro bien.
¡Ánimo! ¡A rezar y ofrecer!
¿Te gustaría compartir con nosotros tus experiencia de Dios? Escríbeme. Te dejo mi email personal: cv2decastro@hotmail.com
¡Dios te bendiga!