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"Quitad la piedra, dice Jesús ante la tumba de Lázaro" (Juan 11, 39). La fe puede lograrlo todo. La psicoterapia, puede ayudar a que esta fe se vuelva más profunda, más llena de sentido e inquebrantable.
En este artículo pretendo desarrollar cómo, aun cuando se sea una persona de fe, muchas veces existen aspectos del pasado, como por ejemplo todo aquello que se vivió en la niñez, que deja heridas profundas, que no necesariamente la oración resuelve.
Es crucial poner en su lugar el plano psicológico para reforzar nuestra fe.
Tomar la decisión de asistir a psicoterapia no quiere decir dejar de creer que la gracia de Dios lo puede todo. ¿Por qué escribo esto? Soy católica practicante desde hace muchos años.
Encontrar a Cristo, saber que yo tenía una dignidad, por encima de cualquier cosa que me hubiera pasado o que yo hubiera hecho, le dio un impulso y sentido a mi vida, como nada hasta ese momento lo había hecho.
Encontré en las enseñanzas de San Josemaría Escrivá de Balaguer el propósito de ser persona, la alta dignidad que cada uno posee y el llamado a realizar un trabajo bien hecho, que podría llevarme a la santidad.
El consejo de un sacerdote
A partir de ahí, busqué integrar mi vida en todos los aspectos, pero las crisis interiores y problemas seguían sin resolverse a pesar del compromiso adquirido con la oración y más acciones espirituales. Llegué a plantear esto con el sacerdote con el cual hablaba, y me dio una respuesta que no me esperaba: me invitó a buscar la psicoterapia para encontrar la raíz de estos síntomas.
Como es lógico, cabe preguntarse cómo puede ayudar la psicoterapia a crecer espiritualmente.
Creo que lo primero que debo decir, es que la psico- (alma humana) terapia (palabra), no está peleada con la religión católica. Lo que sí pasa, es que hay psicólogos con muy poca formación antropológica y una visión distorsionada de la fe misma, que lamentablemente influyen en sus pacientes para que estos crean que la curación se encuentra tomando rutas apartadas de la fe: el psicoanálisis, por ejemplo, es uno de ellos y está grandemente extendido a pesar de que ya hoy la misma Psicología lo cuestiona. Por esto mismo es muy importante asegurarse de quién es el especialista en salud mental al que acudimos.
¿Cómo ayudará la psicoterapia?
Dicho esto, la psicoterapia ayuda a la persona por lo menos de cuatro formas:
1-Se conocerá mejor a sí misma.
2-Formará el rompecabezas de su vida y encuentre el sentido.
3-Derribará bloqueos inconscientes que no le permiten relacionarse con ella misma y los demás de forma óptima.
4-Cura sus heridas desde una comprensión de su propia humanidad, forma de ser y trayecto vital.
Dios es amor también en la psicoterapia
Con este proceso, la vida del creyente, que va comprendiendo sus traumas, heridas y experiencias paralelamente, se vuelve más verdadera, más profunda, más viva y más arraigada. Esto es así, porque después de lo que se encuentra, en la sesión con el profesional de salud mental, como persona de fe, se va corriendo al Sagrario a dar gracias a Jesús por permitir tal claridad y conocimiento en su vida.
Comprender el problema con ayuda de Dios
Esta sana relación entre la fe y la psicoterapia ayuda a cada persona a la comprensión del alcoholismo, la co-dependencia, la depresión y otros obstáculos mentales, con la ayuda del Espíritu Santo.
En psicoterapia, se comprende por qué alguien es ahora un alcohólico; se comprende qué es lo que lleva a una persona a ser co-dependiente de otro y se encuentran las raíces de la depresión, por ejemplo. Este conocimiento, esta claridad adquirida, que se da en sesiones íntimas de autodescubrimiento, es lo que después, se lleva a los pies de la Cruz y se clama a la intercesión del Espíritu Santo para sanar e ir a contar a las gentes todo lo que Jesús ha hecho.
Una verdadera curación impulsa hacia la conversión
¿Por qué esto es así? Porque la persona que viene a psicoterapia, va adquiriendo una consciencia profunda de que su vida es su responsabilidad y que el uso de la libertad, puede llevarle también por los caminos equivocados.
Por eso, cuando hay una infidelidad, se presenta la oportunidad de una conversión. El que ha traicionado puede mostrar un profundo arrepentimiento. Uno se da cuenta de que ha herido y quiere reparar. Se da cuenta de que el valor de la fidelidad no es cualquier valor sino lo que sostiene ese compromiso hacia la exclusividad, que existe en la relación de amor.
Dios cura auténticamente. Te hace salir de tu tumba (cfr. Juan 11, 43-44); te libera de tus opresiones, de tus ataduras (cfr. Lucas 4, 18); te regala la libertad interior (cfr. Juan, 5 14) . Demos gracias a Dios por la psicoterapia y por cada profesional católico que da su vida para consolar al que sufre respondiendo a su vocación en ese trabajo.