Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Entre tantos detalles y la majestuosidad que amerita un funeral de Estado de una monarca, un sencillo pero esperanzador mensaje fue el bálsamo en un día lleno de emociones tanto para la familia real como para los seguidores de la reina Isabel II.
Durante la misa anglicana, el arzobispo de Canterbury recordó unas palabras que la propia monarca había dicho en el año 2020 en plena pandemia:
Ella en ese momento lo hacía refiriéndose al encuentro entre familia y amigos luego del confinamiento, pero como bien dijo el arzobispo, ahora esas palabras "son un mensaje de esperanza que resuena y nos habla de la vida con Dios en la eternidad".
La muerte de un personaje famoso, inevitablemente, nos puede hacer pensar sobre la fragilidad de la vida. También nos puede traer preocupaciones al pensar en la futura muerte de nuestros seres queridos, o tristeza al recordar alguna que ya haya sucedido.
Sin embargo, también nos ofrece la oportunidad de reforzar nuestra fe y recordar que ese es tan sólo el comienzo de la vida eterna y la importancia, como también decía el arzobispo, del "servicio en vida y la esperanza en la muerte".
Justo hace unos días, la princesa de Gales, Kate Middleton, compartía que su hijo menor, Louis, le había dicho:
Ella misma decía asombrada que a veces un niño de cuatro años podía darte ese recordatorio de ánimo y confianza que necesitas en medio de la incertidumbre.
En el funeral de la reina Isabel II hubo varios detalles que, sin duda, nos hicieron ver que la familia real estaba pensando en ese reencuentro de la monarca con su gran amor, el príncipe Felipe.
El significado del mirto sobre el féretro
Por ejemplo, en el arreglo sobre su ataúd pusieron mirto proveniente de una planta que salió de una rama que se había tomado de su bouquet nupcial y también sonó un himno que pusieron el día de su boda en 1947.
Y sí, los católicos también sabemos que la muerte no es un boleto directo al cielo y que todos seremos juzgados misericordiosamente por Dios, pero sin duda, el saber que "todos nos encontraremos de nuevo" hace un poco menos difícil el duelo y el aprender a vivir la espera de la vida eterna.