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Se trató de un discurso cargado de virulencia. El dictador Daniel Ortega una vez más arremetió contra Iglesia en Nicaragua, esta vez durante el 43 aniversario de la Policía. Fue en ese marco, rodeado de sus más fieles seguidores, entre ella su esposa y vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, donde definió a la Iglesia católica como «dictadura perfecta».
Ortega señaló durante su discurso que la Iglesia no puede hablar de democracia cuando hasta el mismo Papa es elegido sin el voto del pueblo, además de volver a acusar a obispos y sacerdotes nicaragüenses de estar detrás del supuesto «golpe de estado» de 2018.
Dictadura y tiranía
«¿Quién elige a los curas?, ¿quién elige a los obispos?, ¿quién elige al Papa, a los cardenales? ¿Cuántos votan? (…) Si vamos a ser democráticos que empiecen por elegir con el voto de los católicos al Papa, los cardenales, los obispos. Es una dictadura, la dictadura perfecta. Es una tiranía, la tiranía perfecta. ¿Con qué autoridad me hablan de democracia? ¿Cuántos votos tuvo el obispo de parte de la población para ser nombrado obispo?», expresó Ortega en uno de los pasajes de su discurso más difundido a través de las redes sociales.
Ortega subrayó que no se siente representado con eso, además de que «los obispos hablan de democracia y no la practican». «Lo más limpio y más sano sería que presenten a los cardenales que aspiran al papado y que la población del mundo decida quién pasa a ser Papa, y que elijan quiénes serán los cardenales y obispos y curas del barrio, eso es democracia», prosiguió, tal cual reproducen también otros medios como Artículo 66.
«Una institución como la Iglesia católica utilizando a los obispos aquí en Nicaragua para dar un golpe de estado», había dicho también antes.
Por otro lado, el tono elevado contra la Iglesia durante su discurso de este 28 de septiembre se confirmó luego de indicar también que obispos y sacerdotes quisieron asesinarlo en 2018.
«Todos los días era eso, salían de todas las iglesias, no de todas, pero de algunas iglesias salían armados contra los cuarteles de policías, el objetivo de ellos era tomarse los cuarteles, tomarse la ciudad (…) y algunos obispos llamando que me metieran plomo, que qué esperaban para matarme, lo decían tranquilamente, es decir, una banda de asesinos encubiertos con la iglesia católica (…)», indicó Ortega, continúa Artículo 66, quien también señaló a la Iglesia de corrupta.
Una acusación en medio de una gran persecución
Las palabras de Ortega llegan luego de varios hechos que han agudizado la mirada a nivel internacional con respecto a la persecución contra la Iglesia. Desde la salida de Nicaragua en marzo del nuncio apostólico Waldemar Sommertag, pasando por la expulsión de las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta en julio, hasta el capítulo vinculado al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quien permanece desde el mes de agosto bajo «arresto domiciliar». Esta situación también preocupa en cuanto a su estado de salud.
Todo esto en medio de otras acciones como la prohibición de famosas procesiones religiosas (Virgen de Fátima, San Miguel Arcángel y San Jerónimo, entre otras), además de detención, por ejemplo, de más sacerdotes, obispos y seminaristas.
Luego de los dichos del Papa
Ortega, quien en varias ocasiones criticó a la Iglesia, esta vez rompió el silencio luego de estos hechos que han cobrado gran notoriedad y que hasta han merecido algunos pronunciamientos del propio papa Francisco. El primero, durante el rezo del Ángelus el 21 de agosto, día en que dijo que seguía de cerca, «con preocupación y tristeza», la situación en Nicaragua.
En este caso, algo que había sido adelantado a Aleteia por el propio secretario del Pontificio Consejo para América Latina, Rodrigo Guerra, quien en una entrevista recordó que «el Papa está súper informado sobre Nicaragua».
El segundo pronunciamiento del papa Francisco surgió tras su regreso de Kazajistán a mediados de septiembre. Ahí, además de defender a las Misioneras de la Caridad expulsadas, confirmó que «hay diálogo» con el gobierno de Nicaragua.
En tanto, las repercusiones no se hicieron esperar, entre ellas la del propio obispo auxiliar de Managua, monseñor José Silvio Báez, quien desde su exilio en Miami hizo alusión al duro discurso de Ortega contra la Iglesia con palabras a través de Twitter como «ignorancia, mentira y cinismo».