La nueva primera ministra italiana rompe muchos esquemas: defiende los valores cristianos tradicionales, pero su vida personal está lejos de ellos. La presentan como de extrema derecha, pero tampoco parece ajustarse a esa definición. La reflexión de Salvador Aragonés, que fue durante años corresponsal en Roma para la agencia Europa Press
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Durante la campaña electoral italiana no le han ahorrado calificativos, la gran mayoría negativos, a la que será la primera presidenta del Gobierno de Italia, Giorgia Meloni. Iba liderando una coalición con la efigie plastificada de Silvio Berlusconi (fue ministra en un gobierno suyo); y con el terrible Matteo Salvini, que lo ha dicho todo contra Europa, la emigración, piropos a Putin… Pero el resultado de Salvini ha sido muy pequeño y tiene a su estado mayor revuelto por el fracaso electoral (solo un 8,9 por 100, un poco por encima de Berlusconi que sacó un 8,1 por 100).
Decimos que a Giorgia Meloni le han dicho de todo, excepto guapa. Baste repasar, en el caso de España – pero vale para otros países – las hemerotecas, tanto en prensa como en televisión.
La política italiana es muy complicada y sorprende con qué facilidad resuelven los problemas italianos en España. Quien suscribe pasó nueve años de corresponsal en Roma.
Sólo un político italiano se atrevió a decir algo a favor de Giorgia Meloni, y fue precisamente el actual presidente en funciones, Mario Draghi. Dijo de ella: "no lo va a hacer mal". Pero todas las corrientes socialdemócratas europeas, que han dominado la política del continente en los últimos 70 años, no comprenden cómo pueda gobernar la derecha en Italia. En Italia el centro-sinistra, que gobernó durante décadas, no tenía aparentemente más alternativa que el comunismo o el fascismo.
Giorgia Meloni, de 45 años, nació en Roma, tiene madre y dos hermanas. El padre las abandonó cuando era pequeña para irse a Canarias. No es una mujer italiana al uso. Ni una católica clásica (en realidad se confiesa cristiana).
Su pareja es Andrea Giambruno, de 41 años, cuatro más joven que ella. Se unieron hace 7 años, en 2015, en Milán, tras conocerse en un plató de televisión, donde Andrea dirigía el programa. No han celebrado matrimonio alguno, ni civil ni religioso, a pesar de que ella lleva como lema "Dios, Patria y Familia". Giambruno y Meloni son padres de Ginevra, nacida en 2016.
El comunicador milanés, Giambruno, ha sido siempre de izquierdas, y discrepa de su compañera Meloni en cuestiones básicas como el consumo de drogas blandas o el matrimonio homosexual. Ella dice, bromeando, que tiene el "enemigo en casa".
La familia formada por Meloni y Giambruno está muy unida. Ellos lo dicen y lo repiten. Giorgia Meloni, la noche en que ganó las elecciones, dijo: "Quiero agradecer a mi familia, a Andrea, a mi hija, a mi hermana, a mi madre. A todos aquellos para los que he estado menos con ellos que ellos para mí".
Giorgia Meloni dijo de su pareja: "Andrea es un padre fantástico, muy presente. Pasa una semana al mes en Milán, pero cuando está aquí casi siempre trabaja por la noche y durante el día se queda mucho tiempo con Ginevra. Nos turnamos, nos ayudamos, nos complementamos" dijo Meloni a la revista Sette.
Ahora, los compromisos de Meloni en el Palazzo Chigi, sede de la presidencia del gobierno en Roma, le harán muy difícil compaginar su papel de compañera y madre como hasta ahora; con lo que Andrea Giambruno deberá hacer horas extras para dedicarlas a su hija y su compañera.
La figura oponente a Meloni, Enrico Letta, es un hombre preparadísimo, y con su derrota ha acabado prácticamente dejando la política. Realmente no es lo suyo. Él ha sido siempre un tecnócrata, como lo han sido Mario Monti (presidente de la tri-lateral en Europa), Mario Draghi (ex presidente del BCE), hasta ahora presidente, o incluso Paolo Gentiloni actual comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios.
Los italianos estaban cansados de tener presidentes impuestos por Bruselas, sin ser elegidos por el pueblo italiano. Lo ha conseguido Giorgia Meloni, gracias a su alianza con Silvio Berlusconi y Matteo Salvini, ex ministro de Interior de Italia, y la ley electoral italiana que premia a las coaliciones.
Silvio Berlusconi estuvo varias semanas en Estados Unidos antes de la campaña electoral, para estudiar cómo ganar a un gobierno de centroizquierda (centro-sinistra, en italiano) que gobernaba en Italia desde hacía decenios; aunque con líderes distintos (quitando el paréntesis de la presidencia del propio Berlusconi). ¿Las ideas de Bruselas contra las de Washington?
Alcanzar el gobierno de Italia por parte de la derecha (o la ultraderecha como es calificada Meloni) no es lo mismo que ganar los gobiernos de Hungría o Polonia, países ex comunistas. Italia es el país fundador de la Unión Europea con Alcide de Gasperi, y la tercera economía europea. Es un eslabón básico para Europa.
¿Conseguirá Giorgia Meloni remover algunos cimientos de la Unión Europea? Si miramos los mercados, no ha habido ningún terremoto; y hay que pensar que su coalición no podrá cambiar la Constitución italiana, si es que lo había pensado, al no tener los dos tercios del Congreso y del Senado.
Todavía está por ver todo. Italia tiene mil y un problemas. Llega para Meloni la hora de la verdad: elegir un gobierno para una política concreta.
¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?