La vida de Santa Teresa de Liseiux no siempre fue fácil, y aunque a menudo estaba rodeada de amigos y familiares amorosos, a menudo se sentía sola y luchaba contra la depresión.
Estos sentimientos de soledad se produjeron en su infancia, así como durante su tiempo en el monasterio.
Ella explica en su autobiografía Historia de un alma que de niña era tímida y no tenía muchos amigos. Sentía que Jesús era su único amigo.
Una frase consoladora
Era en esos momentos cuando recordaba una frase de un poema que su padre, san Louis Martin, le enseñó de niña.
Teresita escribe: “Es cierto que en estos períodos de soledad a veces me sentía triste, y solía consolarme repitiendo esta línea de un hermoso poema que papá me había enseñado: “El mundo es tu barco, no tu hogar”.
Curiosamente, está citando incorrectamente un poema de Alphonse de Lamartine, titulado “Reflexión”. En él escribe: “El tiempo es tu barco, no tu hogar”.
Sin embargo, esta frase mal citada le dio mucho consuelo, como explica en su autobiografía.
Con esto en mente, es fácil ver cómo esta frase consoló a santa Teresita y cómo podría ayudarnos a “soportar el destierro de esta vida”.
No olvidemos que algún día todas nuestras lágrimas serán enjugadas y seremos abrazados por todos nuestros seres queridos en la vida eterna venidera.