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Hercólubus: quiénes están detrás de la difusión de un libro catastrofista

APOCALIPSIS
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Luis Santamaría - publicado el 06/11/22
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Un planeta rojo se acerca a la Tierra a gran velocidad. Así es la portada de un libro que se distribuye gratuitamente y que sirve como anzuelo para la captación de sectas gnósticas alrededor del mundo

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En las calles de diversas ciudades españolas se están viendo últimamente unos carteles –con unos mensajes tan coloridos como alarmantes y catastrofistas– que publicitan un librito titulado Hercólubus o planeta rojo. De forma semejante, en toda Iberoamérica e incluso en países no hispanohablantes se pueden ver anuncios semejantes.

En el caso de España, en los carteles aparece claramente detallado que la entidad responsable de la distribución –gratuita– del libro es la asociación “Un Libro para Siempre”, que está debidamente inscrita en el Registro Nacional de Asociaciones del Ministerio del Interior desde el año 2017, y con sede en Granollers (Barcelona).

A pesar de la sorpresa que se han llevado muchas personas, no se trata de ninguna novedad, ya que el libro lleva anunciándose, por oleadas, desde que apareció en 1998. A pesar de ser gratuito, sus derechos de autor han sido objeto de disputa entre personas y grupos que lo publican (por ejemplo, entre la editorial Volkenborn y la Fundación V.M. Rabolú), algo que llama la atención.

HERCOLUBUS

El reclamo espiritual… y el miedo

Hace años se insistía en que el librito muestra “las catástrofes que sufrirá la Humanidad a corto plazo por la acción de este enorme cuerpo celeste, así como qué podemos hacer para evitarlo”, ya que Hercólubus sería “un planeta enorme cuyo gran poder gravitatorio provocará en nuestro planeta múltiples terremotos, maremotos, erupciones volcánicas, etc., que irán aumentando en intensidad hasta provocar la destrucción total de esta Humanidad”.

Pensemos en el contexto de la publicación del libro: el año 1998, en la cercanía del cambio de milenio y con la multiplicación de grupos sectarios que hacían su peculiar interpretación –y exageración– del llamado "efecto 2000"”", incidiendo en mensajes catastrofistas. Entre ellos, las sectas gnósticas, algunas de las cuales están, precisamente, tras Hercólubus o el planeta rojo, como veremos enseguida.

Los carteles actuales parecen dejar de lado ese lenguaje (aunque sí hay imágenes y expresiones que infunden temor); para insistir en elementos de autoconocimiento y autoayuda. Hablan del despertar de la conciencia, la luz interior, la eliminación de los defectos psicológicos; conocer el universo y a sus dioses, la ascensión hasta el Real Ser, el mensaje de los Maestros… y hasta la visita de seres de otros mundos.

El conocimiento de lo que enseña el libro es la solución para todos los problemas, según los anuncios: “Sólo así saldremos de la oscuridad en la que está sumida nuestra humanidad”. Porque, sobre la imagen de la explosión de una bomba atómica, se puede leer: "casi todas las puertas se cerrarán, pero la del Despertar de la Conciencia permanecerá abierta, tal como la explica V.M. Rabolú en su pequeño gran libro".

Su autor: el "venerable maestro" Rabolú

La autoría de Hercólubus se debe a quien es presentado como "V.M. Rabolú". Las siglas corresponden a la expresión "venerable maestro", que es la que utilizan los adeptos de las sectas gnósticas procedentes del colombiano Samael Aun Weor para referirse a sus líderes. En concreto, Rabolú no es otro que Joaquín E. Amórtegui Valbuena (1926-2000).

En el fragmentado universo de estos grupos gnósticos, extendidos por todo el mundo –especialmente en los países hispanohablantes–, la facción liderada por Amórtegui siempre ha defendido que él fue nombrado por Samael como su sucesor a todos los efectos, iniciando el llamado Movimiento Gnóstico Cristiano Universal (MGCU).

Posteriormente, el MGCU ha desaparecido como tal, dividiéndose a su vez en diversas sectas que reclaman ser las verdaderas depositarias del saber esotérico enseñado tanto por Samael como por Rabolú, y enzarzándose en disputas por la autenticidad de sus doctrinas y, como ya se ha dicho, por los asuntos relativos a la distribución de Hercólubus o planeta rojo.

¿Qué dice el libro?

A pesar de lo llamativo de la portada, el interior no puede ser más decepcionante. Y menos recomendable de leer, en cuanto a sus contenidos, que lo hacen totalmente prescindible. Primero habla sobre la supuesta llegada del planeta Hercólubus –que el autor y sus seguidores consideraban inminente ya en 1998–, "5 ó 6 veces más grande que Júpiter". Será "el principio del fin del planeta Tierra", ya que "no quedará vida", y es "el castigo que merecemos, para acabar con tanta maldad".

Después, dedica una gran parte a explicar cómo es la vida en Venus y Marte. En efecto: Rabolú asegura haber estado en dichos planetas –"moviéndome en mi Cuerpo Astral conscientemente"– y haber conocido a los seres que allí habitan. Además, explica cómo son las naves interplanetarias. Se trata de la parte más delirante. Para completar los contenidos doctrinales del librito, ofrece la percepción gnóstica de la muerte y expone el desdoblamiento astral. 

¿Cuáles son sus peligros?

Referirse a un libro como "peligroso" puede parecer alarmista; y, en cierto punto, recordar a tiempos en los que los libros se condenaban y hasta se destruían por su supuesto daño.

Sin embargo, la experiencia nos dice que los libros publicados por las sectas gnósticas procedentes de Samael Aun Weor son un ingrediente fundamental en el proceso de adoctrinamiento, manipulación y despersonalización que llevan a cabo.

Efectivamente: Hercólubus o planeta rojo no sólo supone un opúsculo que sirve al propósito de atracción y captación de nuevos adeptos a través del miedo y la incertidumbre que crecen en nuestro mundo actual, sino que sirve para obsesionarlos con catástrofes venideras. Cuando sucede alguna realmente, los miembros de los grupos gnósticos verán cumplidas las profecías, y se reafirmará su adhesión a la dinámica sectaria.

En la mayor parte de los carteles anunciadores de Hercólubus hay alusiones directas a los defectos psicológicos… En el fondo, se acaba imponiendo a los seguidores –lectores que se convierten en adeptos– una visión distorsionada de la realidad; según la cual ellos son los responsables de todo lo malo que sucede en el mundo. Y el "trabajo interior" o alquimia que pueden/deben hacer será la única salvación. Como siempre, una gran presión para mantener sometidos a los miembros en el "estudio" de las enseñanzas esotéricas y la realización de los rituales gnósticos.

Por cierto: el planeta Hercólubus no existe. Es un invento del siglo XX, sin ninguna correspondencia con la realidad astronómica. Al igual que el recurrente Nibiru, se trata de una estratagema usada por sectas como éstas.

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