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El Papa Francisco saludó el acuerdo de paz firmado en Etiopía, en el último día de su viaje a Baréin, el 6 de noviembre de 2022. Ante los sacerdotes, religiosos y catequistas de la Península Arábiga, también volvió a expresar su preocupación por Ucrania.
"Queridos hermanos y hermanas, en los últimos meses hemos estado orando mucho por la paz", dijo el Papa; dejando sus notas al final de su discurso pronunciado en la Iglesia del Sagrado Corazón de Manama. Luego se refirió al acuerdo firmado el 2 de noviembre entre los rebeldes de Tigray y el Gobierno etíope, que consideró "una esperanza".
Dos años después del inicio del conflicto, las partes se comprometieron a un "cese de hostilidades", tras 10 días de negociaciones en Sudáfrica. El Papa Francisco animó a "todos" a "apoyar este compromiso por una paz duradera; para que con la ayuda de Dios sigamos por los caminos del diálogo y para que la gente encuentre rápidamente un lugar sereno y digno".
Durante el Ángelus del 23 de octubre, el pontífice había expresado su preocupación por la "persistencia" del conflicto en Etiopía; y había animado a "encontrar soluciones para una paz duradera en todos los países", pidiendo un "esfuerzo concreto de reconciliación" para todos fiestas.
En Bahrein, antes de concluir su discurso, el jefe de la Iglesia católica también se refirió a la "Ucrania mártir", invitando a "no olvidarse de rezar" para "que termine la guerra".
Cristianos en la península arábiga
El cristiano no puede llevar "una vida tranquila", advirtió el Papa Francisco al reunirse con el obispo, los sacerdotes, los consagrados, los seminaristas y los agentes de pastoral de la pequeña comunidad católica de la Península Arábiga; en la Iglesia del Sagrado Corazón de Manama, Bahrein, el 6 de noviembre de 2022. Para esta última cita de su viaje de cuatro días al reino, el Papa animó a la unidad "valorando los carismas de todos sin mortificar a nadie".
En sus palabras introductorias al inicio de la reunión, el Administrador Apostólico del Vicariato Apostólico de Arabia del Norte, monseñor Paul Hinder, aclaró que la región contaba con unos 60 sacerdotes al servicio de unos dos millones de católicos en Bahrein, Kuwait, Qatar y Arabia Saudita. También participan unos 1.300 catequistas, "a veces en condiciones muy difíciles; debido a las restricciones impuestas por ciertos países a la libertad religiosa, los permisos de trabajo y los permisos de residencia", subrayó el prelado.
Desde la iglesia católica más antigua construida en el Golfo Pérsico (1939), el Papa enfatizó que "no somos cristianos por nuestros méritos"; sino por el "agua viva del Espíritu" recibida en el bautismo.
"Para ser creíbles en el diálogo con los demás, vivamos la fraternidad entre nosotros", insistió; asegurando que la unidad es "el primer testimonio que podemos dar al mundo".
El Papa Francisco también invitó a los representantes católicos presentes de toda la Península Arábiga a vivir una "vocación profética". "No podemos pretender que no vemos las obras del mal, (y) permanecer en una 'vida tranquila' para no ensuciarnos las manos", advirtió.
Dirigiéndose a los libaneses presentes en la Iglesia, el sucesor de Pedro aseguró sus "oraciones" y su "cercanía" a "este amado país, tan cansado y probado, y a todos los pueblos que sufren en Oriente Medio". Finalmente, al concluir su último discurso público antes de dirigirse al aeropuerto, el pontífice agradeció al rey Hamad bin Isa Al Khalifa ya las autoridades del país "por su maravillosa hospitalidad".
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