Don Antonio Ruccia es el párroco de la iglesia san Juan Bautista en Bari (Italia). Conmocionado por las noticias que le llegaban de abandono de recién nacidos en las calles, decidió junto a su comunidad parroquial instalar una "cuna térmica".
La cuna térmica o buzón para bebés
La cuna térmica no es una novedad. Tiene sus orígenes en el año 1118, y fue una idea de papa Inocencio III.
Según una leyenda, el papa vio pescar en el Tíber tres cadáveres de recién nacidos (posiblemente hijos de la prostitución legal en Roma). Entonces decidió crear un tipo de rueda llamada "ruota degli esposti" (la rueda de los expuestos, los expósitos).
Esta rueda la colocó en el hospital Santo Spirito, que se encuentra al lado del río, y es hasta hoy visible como recuerdo.
Cuando un bebé se dejaba en la rueda, sonaba una campana alertando a los religiosos para que el niño fuera recogido.
Generalmente junto al neonato se dejaba la mitad de una moneda, por si el día de mañana la madre cambiaba de opinión y volvía a por su hijo. Ella llevaría la otra mitad, para poder identificarlo.
Las "ruedas actuales", a diferencia de aquella primera de Inocencio III, están dotadas de una alta tecnología para proteger al neonato tanto del frío como del calor.
Un mecanismo regula la temperatura y dan el aviso: en vez de una campana, transmiten una alarma que llega como llamada a un celular, como ocurrió con el padre Antonio.
La emoción de la llamada "cuna"
Era un domingo caluroso del 19 de julio del 2020. Sonó el celular de don Antonio Ruccia con la llamada que decía: "Cuna".
Conmocionado y de forma instantánea corrió a la cuna térmica:
"Abro la puerta y veo un bebé que lloraba. Mi corazón cesó de batir en ese momento. Se bloqueó completamente. Parecía una cosa excepcional, un milagro".
"Mamá y papá te amarán por siempre"
Este es el video que muestra cuándo el padre Antonio encontró a Luigi, con una nota de sus padres en la que indicaban su nombre, la fecha de su nacimiento y un escrito diciendo "mamá y papá te amarán por siempre":
El sacerdote se emociona cada vez que vuelve a ver el video y recuerda ese día:
"No me reconozco en aquel momento. Estaba ansioso por telefonear al 118, que no me respondía inmediatamente. Yo quería que se apresuraran, porque lo sentía mío, porque no quería sentir su llanto, porque era aquel gemido que da futuro y yo no quería bloquearlo.
Ningún niño que viene dejado en esta cuna es abandonado, al contrario, es encomendado a los cuidados de una comunidad, que se toma el empeño de confiarlo a los cuidados especiales del reparto de neonatología del policlínico de Bari. Y todo en completo anonimato"
La comunidad celebra a Luigi
Todos los años, y ya son dos, que la comunidad parroquial, celebra con una misa y globos el cumpleaños de Luigi, demostrándole su amor.
Es "una comunidad que ama la vida y se empeña por la vida", como comenta el padre Antonio a las cámaras de TV2000.
"Es Vida"
Después de seis meses de lo acontecido, padre Ruccia y toda la comunidad, quisieron expresar lo vivido en un libro que titularon "É Vita":
El libro "contiene sólo una parte del material producido por los medios de comunicación y las redes sociales en los días inmediatamente posteriores al hallazgo del niño, al que se suman algunas aportaciones de personas que siempre han estado involucradas en la promoción de la vida", subraya el sacerdote, que es también profesor de teología pastoral en la Facultad de Teología de Apulia.
"Trata -continúa- sobre una vida que cuidar y amar… Una vida que nos invita a no quedarnos indiferentes. Una vida a la cual se debe dar vida para siempre, porque los niños no se equivocan cuando vienen al mundo".
Fuente: TV2000; Avvenire