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El diagnóstico es transversal y muy poco auspicioso, lo dicen las cifras y estadísticas recientes, pero también lo confirman los que trabajan atendiendo diariamente a los grupos más vulnerables del país. Chile se ha empobrecido, hay un sector de la población que ha pasado a engrosar las cifras de personas que viven en pobreza y bajo la línea de la pobreza.
«Hay familias y grupos que tenían cubiertas las necesidades básicas de vivienda, alimentos y servicios, pero lamentablemente han perdido eso como consecuencia de los efectos de la pandemia y la crisis generada», afirma a Aleteia Leonardo Córdova, director de Cáritas Valparaíso.
Según el Banco Mundial, la pobreza en Chile registraría un importante incremento este año, previendo que aumente al 10,5%, situación que se prolongaría por todo el 2023. A ello se suma el Catastro Nacional de Campamentos 2022, elaborado por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo en conjunto con el PNUD, el cual reveló la existencia de 355 nuevos campamentos respecto al 2019, siendo las regiones con mayor crecimiento las de Valparaíso (255), Metropolitana (142) y Biobio (156), las que concentran el 50 %del total nacional.
En la Pastoral Social Cáritas de la diócesis de Santa María de Los Ángeles, el timbre suena varias veces al día. Son diferentes personas que llegan hasta sus oficinas buscando apoyo para pasar la jornada, alimentar a sus hijos, pedir cobijo y asistencia.
«Sin duda hay un aumento del nivel de pobreza, vemos que hay más personas en situación de calle y eso lo constatamos en el número que llega a los comedores a pedir alimentos, así como diferente tipo de apoyo», señala su director, el padre Gustavo Valencia.
Jornada Mundial de los Pobres
“La pobreza que mata es la miseria, hija de la injusticia, la explotación, la violencia y la injusta distribución de los recursos. Es una pobreza desesperada, sin futuro, porque la impone la cultura del descarte que no ofrece perspectivas ni salidas”, señala parte del mensaje que el papa Francisco envío con motivo de la VI Jornada Mundial de los Pobres este año. Texto que es ampliamente compartido por los trabajadores del área social de la Iglesia.
En el extremo sur de Chile, la diócesis de Aysén realizó el ciclo de diálogo y reflexión «Jesucristo se hizo pobre por ustedes», donde el primer tema tratado fue «La desigualdad social en el Chile de hoy». El objetivo fue encarnar el compromiso en la vida social con cada hermano para ir transformando el Chile de hoy en un país más justo, solidario e igualitario.
«Detrás de cada cifra o índice hay un rostro humano que está siendo impactado, la crisis sanitaria, climática y económica que vivimos, golpea con mayor dureza a los más pobres, las comunidades vulnerables que no tienen la capacidad de resistir los enormes efectos”, enfatiza en diálogo con Aleteia Flor Quiroz, directora diocesana de la Pastoral Social Caritas Aysén.
Los rostros de la pobreza
Fruto de las diversas reflexiones y del trabajo diario que se realiza a nivel nacional, es posible identificar cuáles son los rostros de la pobreza en un Chile de más de 4 mil kilómetros, donde la geografía es muy diversa, pero los grupos más vulnerables se repiten.
Desde la Pastoral Social Cáritas existe consenso en que especialmente después de la pandemia los más afectados son los adultos mayores, muchos en situación de extrema precariedad, abandono y graves enfermedades que los aquejan, llevando a un gran porcentaje a la postración.
Otro importante grupo son las mujeres, muchas madres y jefas de hogar que han perdido su fuente laboral y que son el sostén de su familia. De la mano se menciona a las familias en mayor situación de vulnerabilidad con personas enfermas y/o con algún grado de discapacidad.
Finalmente, se menciona a los migrantes como otro gran grupo que ha pasado a formar parte de los cientos de campamentos y que luchan por mejorar sus condiciones de vida en un país que ya no ofrece las mismas condiciones que pensaban encontrar cuando llegaron.
Entrega diaria al más pobre
El trabajo que realiza Cáritas como el área social de la Iglesia es incesante. En plena pandemia se llegaron a apoyar cerca de mil «ollas comunes» y «comedores solidarios» con una entrega mensual de más de un millón de raciones diarias a lo largo del país. Eso solo en términos de seguridad alimentaria. Otro gran apoyo fue en la entrega de kits de higiene y aseo personal, así como artículos y enseres básicos para el hogar.
«Hoy estamos trabajando con un fuerte foco en las comunidades más pobres, en red para atender las distintas caras de la pobreza, en los campamentos se presentan todos los casos, encontramos a personas mayores, madres solteras, situaciones muy complejas y lo que ha aparecido con fuerza en el último tiempo son las familias que han dejado de poder pagar arriendos y se han visto empujadas a la marginalidad, a tener que vivir en campamentos y pedir por primera vez en su vida un plato de comida», señala el director de Cáritas Valparaíso. Y agrega: «Estamos recién empezando a percibir el daño real de la pandemia».
Más solicitudes
«A nosotros como Cáritas nos llegan solicitudes de apoyo para las parroquias, municipios y distintas redes. La principal entrega que realizamos es la alimentación, pero también debemos atender diversos casos que se presentan, al ser una zona agrícola que se ve muy afectada por las sequías o nevazones de invierno, surgen necesidades de apoyo para el forraje de los animales, materiales para proteger las casas, etc.», expresa Valencia.
En Aysén, Quiroz sostiene lo siguiente: «La crisis climática y la sequía ha provocado fuertes daños en las zonas agrícolas, especialmente en el campo, lo que afecta a hombres y mujeres, estas últimas doblemente afectadas por ser en muchos casos las que sostienen sus hogares, a sus hijos y padres mayores. Debido a su lejanía, el costo de la vida es muy superior a otras zonas del país, solo en calefacción, las familias deben invertir altas sumas durante 8 o 9 meses del año».
Los grandes desafíos
En medio de esta enorme brecha social que lejos de achicarse aumenta cada día en Chile, surge la necesidad de revisar cuáles son los desafíos que se presentan para el diario quehacer de aquellos que trabajan diariamente por los más vulnerables y vulnerados.
«La Iglesia no puede sola con toda la tarea que existe, es fundamental que se involucren diversos actores, que la sociedad civil trabaje en red y que desde el Estado se generen las políticas públicas necesarias para afrontar el tema y caminar así a una mayor igualdad», indica Quiroz.
Algo en lo que coincide Valencia al agregar lo siguiente: «Es el trabajo con las diversas redes a todo nivel las que nos permiten realizar una labor más efectiva, son muchas las necesidades que cubrir y muy diversas».
En tanto, Leonardo Córdova finaliza con uno de lo principales desafíos que ve:
«Que sepamos descubrir los nuevos rostros de la pobreza, que sepamos darle acogida y apertura, según los signos de los tiempos, para poder entregar una respuesta oportuna y creativa a sus necesidades».